¿Qué?

Entre 1948 y 1947, al brillante Fernando Casas Alemán, motivado por un oscuro sentimiento de nacionalismo, se le ocurrió plantar bonita flora autóctona en los camellones centrales: cactus, nopales y biznagas hicieron “las delicias” de los habitantes de la ciudat de la esperanza.

¿Cómo?

Y, por supuesto, a nadie le agradó la poco nice decoración, así que desde entonces lo llamaron Paseo de la Nopalera, muy sarcásticamente.

¿Y esto qué tiene de especial?

Afortunadamente, pese al mal gusto botánico de la administración de aquel tiempo, los cambios fundamentales al Paseo de la Reforma fueron buenos. Se cambió el alumbrado público, el cableado, la distribución de electricidad y se repavimentaron las calzadas centrales.