El mal del puerco: enemigo del godín

Consejos para evitarlo y superarlo sin morir en el intento

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Típico: después de una riquísima comida y haber echado la chorcha con los compañeros de cubículo, todo godín siente unas ganas tremendas de renunciar para salir corriendo a su casa directo a dormir.

Sí, el “mal del puerco” nos aqueja a todos, pero ¿saben a qué se debe?

Seguramente los estudios realizados a la comunidad godín demuestran que el principal factor de esta sensación es la comida pesada y la poca actividad física que se necesita para chambear detrás de un escritorio.

Así que ya sabes: si el “mal del puerco” se apodera de tu cuerpecito, toma nota de estos consejos que los expertos sugieren.

Evita las comidas pesadas

Éntrale a lo saludable y date vuelo con lo natural como ensaladas y cosas asadas. Ya sabemos que prefieres los tacos de chicharrón en salsa verde, pero velo por el lado bueno: ahorras una lana llevando tu comida y de paso bajas esas lonjitas (claro que también te hará falta hacer ejercicio).

No olvides el desayuno

Sí, es un cliché, pero tómalo en cuenta porque neta funciona. Aunque esto no incluye las guajolotas, ni las tortas de chilaquiles que te empacas. Mejor échate algo más light como fruta y barritas de cereal.

Aguas con agarrar la fiesta desde el lunes

Sabemos que te encanta la vida social pero, además de que no te rendirá la quincena, la parranda entre semana sólo te dejará dormido encima del teclado y ni hablar del quemón en la oficina.

Y cuando empieces a sentir que el puerco viene al ataque, aplica lo siguiente.

Bebe agua

Pero agua natural. Además de que puedes aprovechar para levantarte y echarte un taco de ojo con ese amor platónico oficinista que te trae loco/a.

Actívate

Únete a las charlas amenas con tus colegas godínez. El intercambio de ideas te ayudará a despejar la mente y a ahuyentar a ese pérfido marrano.

¿No gusta pasar a tomar una tacita de café?

Una taza de café o té harán una diferencia, pero cuidado con abusar de esta ayuda porque te saldrá más caro el remedio que la enfermedad.

Camina

Date un rol por los pasillos de tu amada oficina y así hasta haces tiempo para que la hora de la salida llegue más rápido. Pero ten cuidado de no ser sorprendido por tu jefe perdiendo el tiempo: estamos seguros de que no te va a creer eso de que estás procrastinando para evitar el “mal du porc”.

¿Es usted un sensei en el arte de alejar el mal del puerco? Comente aquí sus remedios infalibles.

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