«Yo no sé qué he hecho mal »; con estamisma frase comienza su historia Sara, sentada en el comedor de

su casa en la Campestre Churubusco.Detrás de ella, la alacena; varias cajas de galletas, otra de chocolates y unbote de azúcar light, aún cerrado. «Mi problema de obesidad

comenzó desde chiquita. Nací enDurango, pero mis papás eran de un pueblo muy chiquito, Santiago Papasquiaro.Mi papá no tenía trabajo, así que nos alimentaban con lo mínimo: diario un kilode tortillas para mí y mis cinco hermanos, arroz y frijoles. Carne, casi nunca.Nos acabábamos todo, pero éramos más bien flacos. Cuando tenía como cinco años,nos vinimos a vivir con una tía. Mi papá consiguió trabajo, igual que mi mamá.Había más comida en casa, teníamos muchas cosas que probar: dulces, chocolates,cosas que nunca habíamos visto en Durango. Como mi mamá trabajaba

y mi tía era ya grande, siemprehacíamos la travesura de robarnos galletas de la alacena. Ya más grandes,conocimos las hamburguesas y las papas. Todos mis hermanos y yo subimos muchode peso.»

El problema de la obesidad es mundial:hoy en todo el planeta existen más de 1,600 millones de personas que lapadecen, y se calcula que para 2015 serán 2,300 millones: el equivalente aldoble de la población actual de China. Las cifras arrojadas por la OCDE el 23de septiembre develaron algo que nos involucra más profundamente en elproblema: no sólo somos parte de la tendencia, sino que vamos ganando.

Lo grave es lo que existe detrás deestos números: no sólo que seamos obesos, sino que la diabetes, enfermedadoriginada en buena medida por el sobrepeso, es la primera causa de muerte en elpaís: 14% de las defunciones anuales; nueve personas cada hora. SegúnCuauhtémoc Mancha, director del Programa para la Salud del Adulto y el Anciano dela Secretaría de Salud, la diabetes causa más de 75 mil muertes al año enMéxico: 10 veces más que en 1970. Pero vayamos más allá. En los hospitales públicos del DF, tres de cada cuatro camas estánocupadas por personas que padecen enfermedades relacionadas con el sobrepeso yla obesidad.

¿Cómo llegamos hasta aquí? En primerlugar, como llegó aquí el resto del planeta: por un cambio de dieta y por undesequilibrio de nutrientes -mayor consumo de grasas, azúcares y sodio-,contrastado con mayor sedentarismo y actividad física cada vez más reducida. Aesto, se agregan otros factores: las mujeres han salido de casa desde hace másde 50 años, lo cual ha detonado un mayor consumo de productos callejeros; elcrecimiento de poblaciones urbanas, que altera los tiempos de transporte yesparcimiento; la proliferación de productos altamente procesados. Sin embargo,esto no explica que seamos nosotros, y no cualquier otro país, los que estamosen el nada envidiable podio de la obesidad.

"4 de cada 10 niños obesos necesitarán inyectarse insulina antes de los 12 años."

En el caso de México hay variascuestiones que han agudizado la situación cuyo origen se remonta a laconquista. Como lo explica el Dr. Luis Alberto Vargas, médico, antropólogo einvestigador genetista de la UNAM, además de presidente de la UniónInternacional de Ciencias Antropológicas y Etnológicas: primero, laintroducción de la grasa animal durante la Colonia, que derivó en la invención de un orgullo nacional: la fritanga. Segundo,la introducción del azúcar. Los prehispánicos endulzaban su comida con miel,pero no con producto de caña. Cuando Hernán Cortés instaló el primer ingenioazucarero, los indígenas reaccionaron como niños que probaban por primera vezla glucosa y se volvieron adictos; inició así una cultura del dulce. Tercero,las grandes migraciones del campo a la ciudad entre las décadas de los cuarentay los setenta, que complicaron la movilidad y generaron inseguridad pública,derivaron en una menor actividad física y una mayor propensión a comer en lacalle. Cuarto, la introducción de comidas altamente procesadas en los añosochenta que, combinada con el resto de los factores, se volvió una bomba detiempo.

Hay otra parte de este proceso que hoynos tiene como los más gordos del mundo. Lo explica el Dr. Vargas: «Elgenetista James Neel descubrió hace algunos años el llamado gen ahorrador: encircunstancias de extrema pobreza, el ser humano genera reservas de grasa, aunconsumiendo el mínimo alimento, anticipándose a los tiempos de más carencia.Cuando el gen ahorrador se ha detonado y un ser humano que vivía en extrema pobrezacambia su estilo de vida por uno con mayores comodidades alimenticias, el gensigue haciendo lo que hacía antes: generar reservas, generar grasa. Y a mayorconsumo de alimentos, mayor producción de reservas». Lo cual, traducido en lahistoria de Sara, es sólo una frase sencilla: «Ahora peso 120 kilos y por másdietas que hago, no bajo y no bajo». Sin embargo, este problema trasciende lo histórico y lo genético.

"4 de cada 10 niños obesos necesitaráninyectarse insulina antes de los 12 años."