Oficialmente, el muro de Berlín, uno de los más importantes símbolos de la llamada “Guerra Fría”, cayó la noche del 9 al 10 de noviembre de 1989.

Obviamente, no fue algo que se gestara en 24 horas, sino fue un largo proceso de varios años que terminó en la unificación de las dos Alemanias, lo cual después atrajo a millones de “turistas de la revolución” a Berlín.

Los vientos de cambio también llegaban a México, especialmente porque venía saliendo de un competido y dudoso proceso electoral de 1988 y, en el DF, las heridas del sismo de 1985 todavía estaban frescas.

A comparación de lo que sucede hoy, la inmediatez no existía, por lo que las noticias de la desaparición del muro tardaban en llegar hasta un par de días, aunque había buenos esfuerzos en los medios electrónicos, como en el primer canal mexicano dedicado 100 por ciento a las noticias, llamado Eco (era el intento nacional por competir con CNN).

Asimismo, el nuevo Gobierno, encabezado por Carlos Salinas de Gortari, pretendía llevar al país al “primer mundo”, lo que representaba abrir sus mercados al mundo y buscar nuevos socios comerciales (además de aprovechar cualquier oportunidad para “tomarse la foto” con los líderes globales).

Así que, como sucedía en Europa, 1989 era también una año de cambios en México, de los cuales, hablaremos de algunos.

El regente

En 1989, el titular del gobierno de la Ciudad de México no se elegía por votación, sino que era nombrado directamente por el Presidente de la República; es decir, era un miembro más del Gabinete.

El puesto era el de jefe del Departamento de Distrito Federal, o simplemente “regente” para los cuates (por eso en la canción “Gimme Tha Power”, Molotov dice la frase “dale gracias al regente”… ahí nada más como dato curioso, pues).

El que ocupaba ese cargo en 1989 era Manuel Camacho Solís, quien era considerado el hombre más cercano a Carlos Salinas y que, a finales de ese sexenio, generó gran sorpresa tras no ser él el “elegido” para ser su sucesor en Los Pinos (en realidad, el primer sorprendido fue él mismo).

Hoy, Camacho Solís trabaja en las filas del PRD y, en 1989, uno de sus colaboradores más cercanos era un chavo del Colmex que empezaba sus labores en la política y que se llamaba Marcelo Ebrard Casaubón.

El Hoy No Circula

Por esos días, la ecología estaba de moda en el mundo, pero en la Ciudad de México era un tema alarmante, ya que los niveles de contaminación llegaban a niveles críticos y palabras como “Imecas” (que se referían al Índice Metropolitano de Calidad del Aire) eran mencionadas en los medios todos los días y a todas horas.

En ese tema, en 1989 arrancó una de las medidas más duras para combatir la contaminación en la Ciudad de México: el Hoy No Circula.

Aunque se venía practicando de manera voluntaria desde años atrás, fue a finales de 1989 cuando se volvió obligatorio, lo cual, según las autoridades, derivaría en que todos los días dejaran de salir unos 600 mil vehículos de los tres millones que había en aquel entonces en el DF.

Para establecer la relación de días, colores de calcomanías y terminación de placas con las que operaría el Hoy No Circula (y que sigue vigente hasta hoy), se organizó un sorteo, siendo el resultado más polémico el del engomado azul, porque nadie quería dejar de circular los viernes, así que las matrículas terminadas en 9 y 0 eran las más detestadas.

En ese entonces, nadie se salvaba del No Circula, no existía la calcomanía cero ni nada por el estilo; al final, lo que pasó fue que los índices de contaminación no bajaron como habían prometido, pero, a su vez, lo que sí creció fue la venta de autos nuevos y usados para tener en casa dos coches.

Se decía que las gasolinas tenían menos plomo, pero todavía no existían ni la Magna ni la Premium, sino que sólo había de un tipo: Nova. Los taxis todavía eran amarillos, y la mayoría eran Volkswagen Sedán, pero después serían pintados con una combinación de verde con gris para indicar que eran “ecológicos” porque usaban los nuevos combustibles.

La contaminación también había provocado que las vacaciones escolares de diciembre en el DF se alargaran durante todo enero!, por lo que los chavitos de primaria y secundaria no tuvieron clases durante seis semanas.

La Quina y Elba Esther

Por si fuera poco, en marzo estalló una huelga de maestros que interrumpió las clases en las escuelas públicas de la Ciudad de México durante varias semanas y que generó diversas megamarchas de protesta.

Esta huelga se resolvió en abril, cuando se nombró a un nuevo líder del Sindicato Nacional del Trabajadores de la Educación: Elba Esther Gordillo.

Con todos estos inconvenientes, los chavitos terminaron su años escolar a finales de julio… y el mes perdido de vacaciones (todo julio y agosto eran vacaciones en aquel entonces) nadie se los recuperó.

Los primeros días de 1989 también se hizo famoso otro líder sindical, en este caso de los Trabajadores Petroleros, Joaquín Hernández Galicia, mejor conocido como “La Quina” (en honor al agua quina que sirve para preparar bebidas y que era muy popular en los 70), debido a que fue detenido tras acusársele de crimen organizado.

Coincidentemente, La Quina había sido uno de los personajes más críticos del recién llegado Presidente de la República durante la campaña electoral, pero decían que eso no tenía nada que ver.

Por esos días, se cambió la fecha del Informe de Gobierno, que era el día más importante para los presidentes mexicanos, y se programó para el 1 de noviembre. También en 1989, se incendió la sede de la Cámara de Diputados, en San Lázaro, y el fuego, por otra coincidencia, inició en una bodega donde se encontraban los documentos de la elección de 1988.

Debido a esto último, el primer Informe de Gobierno de Salinas de Gortari debió llevarse a cabo en el Palacio de Bellas artes.

El PRD

A propósito de rivales de Salinas, en 1989 también se fundó el Partido de la Revolución Democrática, impulsado por Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, quien, según aseguran algunos, perdió las elecciones de 1988 (en las que contendió como candidato de un grupo de partidos políticos de izquierda) debido a un supuesto fraude conocido como “la caída del sistema”.

Todavía no existían organismos como el Instituto Federal Electoral (las elecciones eran organizadas por ¡la Secretaría de Gobernación!) o la Comisión Nacional de Derechos Humanos, pero ya se trabajaba en su formación que terminaría en sus respectivas creaciones durante 1990.

Otra cosa que se cocinaba era el Tratado de Libre Comercio y la entrada de México al Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT por sus siglas en inglés), que era un organismo internacional que promovía el comercio entre naciones. Por ciento, finalmente, México no logró entrar al GATT.

Este año también fue testigo, por primera vez en la historia, de que un partido diferente al PRI ganara una elección estatal, cuando el Partido Acción Nacional ganó la gubernatura de Baja California.

El poder chilango del futbol

Y en los deportes… A principios de 1989, la Ciudad de México contaba con cinco equipos de Primera División, pero el Atlante, que hasta ese entonces jugaba en el Estadio Azulgrana (el que hoy es el e Estadio Azul), decidió mudarse a finales de año a Querétaro (donde descendería a Segunda División en 1990); además, ese año debutó en sus filas un aguerrido muchacho proveniente del Santos y que se llamaba Miguel Herrera, a quien empezaba a apodar “el Piojo”.

La supremacía de los equipos chilangos en el futbol era fuerte, y la final del torneo 1988-1989 (todavía no había torneos cortos) fue disputada entre dos equipos del DF: Cruz Azul y América, siendo este último el que resultó campeón tras dos juegos disputados en el Estadio Azteca, que entonces era también la casa de los cementeros. Por cierto, el gol de la victoria fue anotado por el atacante de las Águilas, Carlos Hermosillo, quien después se convertiría en el símbolo de la Máquina.

Salma y Ludwika

En la televisión, se podía ver a una muy joven (y muuuy guapa) actriz llamada Salma Hayek, que empezaba su carrera ya con un estelar en la telenovela “Teresa”, mientras los niños se enamoraban de una chavita rubia que salía en la telenovela Carrusel interpretando el papel de “María Joaquina”, pero que su nombre real era Ludwika Paleta (quien en el Siglo 21 se casaría con el hijo de quien era Presidente en 1989).

Alejandro González Iñárritu todavía no dirigía cine, sino que era locutor de radio y en televisión producía un programa de videos; los recuentos de “lo mejor de los 80” se podían ver por todas partes, desde canciones hasta películas. Uno de ellos, transmitido por Canal 5, fue creado por él.

Todo esto sucedía entre un Pacto de Estabilidad y Crecimiento Económico que pretendía combatir la inflación regresando el importe del IVA en efectivo a los clientes que pagaban en los supermercados y una cotización del dólar de 2 mil 600 viejos pesos.

Así corría 1989 en México, mientras caía el Muro de Berlín.

Y tú, ¿qué recuerdas de esos días?

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