ENRIQUE OLVERA
Hasta en la sopa
Al retomar platillos mexicanos a los que les aplicó técnicas vanguardistas, el éxito tocó a la puerta del Pujol, que Enrique había abierto a sus 23 años. El mejor ejemplo es el “Robalito al pastor”: pescado al pastor con piña comprimida, puré de maíz y “jardín”, lo que da el sabor del cilantro con cebolla. Más de 20 revistas avalaron el lugar. Ahora, a sus 31, es el ajonjolí de todos los moles: abrió un centro de formación culinaria (Taller Enrique Olvera), fue asesor de los restaurantes del grupo Habita y estuvo detrás de la sandwichería ENO. Es la nueva cara de la cocina mexicana.