En el último lustro, pero sobre todo en el año que está por terminar, un nuevo tipo de narrativa ha retacado las mesas de novedades de las librerías. Se trata de novelas, libros de cuentos y reportajes de calidades literarias dispares que comulgan en el hecho de que parecen perseguir a los periódicos, buscando ampliar una realidad que nos ha hecho a todos sentirnos rebasados. Como una discreta plaga, las narconovelas, pero también los libros que van y vienen del periodismo de investigación al relato, o las ficciones sobre videoescándalos o sectas de proxenetas, han ido minando las torres de edificantes novelas sobre próceres con las historias de quienes empezaron notando que no pasa nada si uno se pasa un alto y terminaron ordenando que se serruche una cabeza.