Una vez que uno decide qué carrera estudiar… ¡PUM! Te ensartan una etiqueta en la frente; algo así como la letra escarlata.

Durante siglos hemos apuntado con el dedo a quienes se han propuesto pisar durante cuatro (o más) años una universidad y les hemos colgado diferentes estereotipos.

Y ni qué decir de la casa de estudios que elijamos… que si los fresas, que si los matados, que si los revoltosos.

Aquí les hicimos un recuento de los estereotipos más sonados. Algunos crueles, otros jocosones.

Comenzamos:

Filósofos

Ah, a nuestros queridos valedores que se preguntan por la esencia de las cosas han dicho que son:

– Flojos: si estudias Filosofía, es porque tienes a alguien que te mantenga.

– Soñadores: “#parfavar, ¿qué tanto va a analizar?”.

– Pachecos: se la fuman verde.

– Ateos: “seguro ni en ti mismo crees”.

Ingenieros

Sí, existen mil ramas de la ingeniería, pero a todos los etiquetan por igual:

– Cuadrados: no dan su brazo a torcer. Con N-A-D-A.

– Feas: específicamente con las mujeres. Por algún extraño motivo se cree que todas las que estudian alguna ingeniería están bien gachas. (Y no es cierto).

– Ebrios: “se la vive empinando el codo”.

Abogados

Los que nos sacan de líos han sido catalogados como:

– Pederos: “si estudias Derecho, es porque te gusta el argüende”.

– Plátanos: por resbaladizos y torcidos.

– Doble cara: según esto para ganar sus batallas…

Diseñadores

Son, quizá, los que más dañados salieron en la opinión pública.

– Gays: ¿qué diablos tiene que ver la profesión que elijas con tu orientación sexual?

– Hippies: se cree que viven de la mota y el aplauso (a merced de los mil cambios de los clientes).

– Sucios: el jabón nunca pasa por sus cuerpos.

– Informales: jamás entregan algo a tiempo.

Chefs

¡Mmmmm! Quienes consienten nuestros estómagos dicen que son:

– Gordos: como si todos se embutieran sin límite lo que preparan.

– Glotones: todo se las antoja.

– MMC: “mientras me caso”.

Pedagogos

Como les encanta la chaviza, hacen TODO por estar cerca de ellos (según cuenta la leyenda):

– Niñeras: si tienes a un pedagogo cerca, ya la hiciste. ¡Tus fines de semana se llenarán de libertad sin tus críos!

– (De nuevo) MMC: extrañamente se cree que no tendrán otro trabajo más que el de cuidar a sus propios hijos. Que dicho sea de paso… ¡es una chambota!

Comunicólogos

Somos criticados, de forma cruel y despiadada.

– Chismosos: sí, de esos de pasillo.

– Todólogos: críticos de arte, de literatura, editores, escritores, músicos. De tocho morocho.

– Hipsters: al último grito de la moda.

Politólogos

Aún existen valientes que se dedican a ello, sin embargo, tristemente se cree que son:

– Ladrones: pues ya saben, como les gusta la polaca, son mano larga.

– Juniors: son hijos de papi que heredarán algún huesillo.

Maestros

El tema de moda. Quienes nos enseñan a leer y a escribir sufren por las siguientes etiquetas:

Flojos: nomás van a checar su entrada y… ¡a dormir!

– Argüenderos: justos pagan por pecadores…

– Foreveareadores: creen que cambiarán el mundo.

Artistas

Fotógrafos, actores, actrices. Esos que tienen un ojo aguzado y un talento sin igual.

– Divas: nadie les llega a los talones.

– Antipáticos: obtener un gesto amable de ellos es prácticamente imposible.

Estilistas

Aunque no existe propiamente una licenciatura en esta chamba, también han sufrido por ser considerados:

– Gays: de nuevo, ¿qué tiene que ver tijeretear el pelo con la orientación sexual?

– Chismosos: se saben santo y seña de la vida de todos.

– Pleitistas: como si sacaran sus tijeras y se convirtieran en su arma letal.

Triste, muy triste

Así como lo leen. En pleno 2016 aún existen estas tristes etiquetas que se le cuelga a la gente.

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