Los que no se callan – No importa que no hables, no importaque te hagas el dormido, no importa si te da un paro cardiaco y mueres. Elloshablarán y hablarán y hablarán aunque hayas llegado a tu destino. Probablemente sigan la misma conversación conel siguiente pasajero.

Los que te agarran de terapeuta – Parecidos a los anteriorespero ellos hablan pidiéndote consejos y dicéndote qué hicieron. Así tú les puedes decir si estuvo bien o maly después interpretarles unos sueños.

Los callados – Nisiquiera te preguntan a dónde vas. Hacensu trabajo, calladitos y formales. Siles preguntas algo, contestan moviendo la cabeza.

Los cerdos – Si puedes manejar y platicar, puedes manejar ycomer. Van por todos lados tragándose latorta y los tacos de canasta mientras te llevan a tu boda. Yo como frente a micompu, es lo mismo ¿no?

Los mala onda – Si estás buscando un amigo o un hombro para llorar, olvídalo. Los mala onda tevan a tratar mal, si hay tráfico te van a echar la culpa, se van a enojar y probablementearranquen antes de que acabes de bajarte del coche.

Los fans de algo – Mi ejemplo personal mío de mí, es con los Beatles. Hayun taxista de sitio que me recoge en casa de mi mamá y siempre, SIEMPRE traea los Beatles. Canta todo y jamáspone otra cosa. Así hay fans de todo ylo siento, su taxi, sus reglas.

Los cuenta cuentos – Ellos acaparan toda la atención, tedejan opinar de vez en cuando pero en cuanto te bajes vas a tener más historiaspara contar acerca de alguien que no conoces que Dr. Seuss.

El coqueto – Como hombre lo he vivido pocas veces – gracias aDios – pero ya saben señoritas, el que les dice que se ven bien chulas, quecritica a las que no se visten como ustedes y básicamente les proponematrimonio sin que se enteren.

El amable – Un dandy, un caballero, va a escuchar todo loque le tengamos que decir, nos va a consentir sin exagerar y hasta en una de ésasnos ofrece un dulce.

El chofer de la señora Daisy – Es como el amable pero desitio. Va a preguntarnos qué queremos escuchar, si nos molesta el viento, va air de corbata, nunca nos dirá "güerito" y nos dolerá bajarnos de ese coche.

El nuevo – No tiene idea de a dónde queremos ir. Habla porel radio pidiendo indicaciones y es casi seguro que será el culpable de quelleguemos tarde.