Contexto:

Estás en la fiesta y ya se acabó todo el chupe, pero ni con la vaca que armaron se juntó suficiente lana. Tú, magnánimo (en realidad, demasiado pedo como para renunciar a seguir tomando), sacas la cartera y preguntas “¿Qué? ¿Cuánto hace falta o qué?”.

Caso dos: están en un bar muy chic, y entre la concurrencia está una tipa/tipo que te quieres ligar. Para verte muy papas fritas, te ofreces a pagar lo que falta (más de dos mil pesos. Gracias, imbécil).

Interpretación:

“Soy el más chipocludo de acá, el más buena onda, el que tiene más lana, el que los quiere a todos” (y estoy demasiado pedo como para renunciar a seguir tomando).

Riesgo:

Que al otro día, cuando la cruda asquerosa te despierte, te vas a dar cuenta de que gracias a la peda vas a tener que ir a empeñar tu posesión más valiosa al Monte de Piedad. ¿Ves? Ni que fueras Bill Gates.