Dicen que la publicidad, al igual que la retórica practicada por los antiguos, es el arte de persuadir a los demás. Por medio de las palabras, las imágenes y la música, los genios malvados del quehacer publicitario seducen a las masas y convencen al prójimo hasta de lo imposible.

En nuestro país, a lo largo de los años, el gobierno, la Iniciativa Privada y los partidos políticos han armado campañas publicitarias con buenas intenciones (¿será?), otras de mal gusto, cursis o hilarantes, pero eso sí, llenas de jiribilla y repetitivas… ¡uf!, ¡hasta el cansancio!

En este sentido, hay anuncios comerciales que, más allá de su éxito o fracaso, han quedado grabados en nuestra memoria a fuerza de escucharlos a toda hora, cuyos eslóganes y tonadillas a la fecha recordamos, incluso con cierto dejo de nostalgia. He aquí algunos de ellos:

Ojo, mucho ojo

Quién no recuerda eso de “cuéntaselo a quien más confianza le tengas. Tú vales mucho y mereces respeto”. En la década de los ochenta y noventa, eran famosos estos comerciales, donde las estrellas de los programas infantiles concientizaban a los chavitos respecto a los peligros del mundo adulto.

Pero te peinas

Tan populacheros como infalibles, los anuncios noventeros del recién creado IFE excitaban al pueblo a sacársela… por supuesto, hablamos de la foto para obtener la credencial para votar. Al final un costeño le decía a su cuñao: “pero te peinas”, frase que en la actualidad seguimos diciendo. ¡Parece que fue ayer!

Contra la diarrea

Cómo olvidar los spots del Sector Salud donde salía Cantinflas, en versión caricatura, aconsejando y regañando a la comadre por no cuidar al chavo, enfermo de diarrea (como quien dice chorrillo) y a punto de la deshidratación. Sin duda, un clásico de las campañas oficiales.

Solidaridad, unidos para progresar

El salinismo hizo del melodrama un género publicitario, con anuncios donde gente humilde evocaba sus penurias en la miseria para después conmoverse hasta las lágrimas ante el progreso de su pueblo, barrio o municipio: ¡la publicidad hecha telenovela!

Cuente hasta diez

Contra el maltrato infantil, se realizó una serie de comerciales donde aparecía algún padre de familia con hartas ganas de acomodarle un buen sopapo a su vástago infernal, pero antes del karatazo… una voz pedía que contara hasta diez para calmar su ira.

Nuevos pesos

¿Devaluación? ¿Qué es eso? En México ya no suceden esas cosas (¡ay, ajá!). En los noventa, tanto valor había perdido el peso que, de buenas a primeras, el gobierno decidió quitarle tres ceros a la moneda: “un melón” se convirtió en “una milanesa”; surgieron los “nuevos pesos” y resucitaron los centavos. No faltaron comerciales al respecto.

¡Amanda, ciérrale!

Aunque ha habido muchísima publicidad sobre la importancia de cuidar el agua, siguen existiendo personas que la desperdician; como dijera el Buki: “¡a dónde vamos a parar!” En este anuncio ochentero, un gordito cábula y de moral muy acentuada le espetaba a la trabajadora doméstica: “ciérrale; te la estás acabando”.

El equipo Tricolor tiene mucho corazón

Aunque más que un anuncio era una cortinilla, su objetivo no distaba mucho de ser promocional: exacerbar los ánimos de la afición en pro de la Selección Mexicana de fucho. En este videoclip, aparecían las glorias del balompié nacional —Manuel Negrete, Luis Flores, el Chícharo Hernández (padre), entre otros— cantando un himno pambolero digno de una sonrisota.

En fin, chilango, éstos son algunos de los comerciales memorables del ayer. Y tú, ¿cuáles otros recuerdas?

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