Ah, los chilangos. Somos fácilmente impresionables (que nos saquen a pasear tantito), y por cada cosa nos emocionamos. Hicimos un listado de los incidentes que nos iluminan la vida, y que en el ínter producen tráfico, nos dejan pobres, llenan el Ángel y provocan terremotos.

¿Por qué nos emociona?

Porque, aparentemente, los filósofos del fútbol sostienen que el América contra el Chivas es una cuestión de honor. La grandeza de la ciudad contra la ingenuidad de provincia. Los amarillos contra los rojos, la lucha de dos gigantes, una disputa de dioses…

¿Por qué no debería emocionarnos?

Porque los partidos de fútbol siempre son una decepción, y ambos equipos no dan una. Además, esta clase de encuentros fomentan la discordia y el desapego a las buenas costumbres (o algo así).

Nivel de patetismo

8.3