Cuando nosotros éramos unos mocosos imberbes nadie conocía la palabra bullying. Nos teníamos que aguantar los zapes, el calzón chino y por supuesto, los apodos manchados. Nunca faltaba el chistosito que, basado en alguna característica física o en una variación de tu nombre, te ponía apodo que te acompañaba toda la vida.

Si un pobre morro se llamaba Benjamín y tenía la mala suerte de estar pasadito de tamales, automáticamente se convertía en BENJAMÓN. Si una chavita se llamaba Sandra y también padecía de huesos anchos, a la pobre le tocaba ser GODZANDRA. ¿Crees que tuviste un apodo ojetón? Chécate éstos, para que veas que la crueldad no conoce límites.

El Lincoln… eLincompleto: este apodo se le daba a los cortos de estatura o aquellos a los que le faltaba una extremidad.

La muela: por negra y picada.

El calambres: se aplicaba a aquellos que sufrían convulsiones por epilepsia (un amigo me contó su propia variante: le decían “El Niño Break Dance”).

El Gansito: negro por fuera, fresa por dentro (¡¡¡CONAPREEED!!!!).

El jarrito/tacita/pocillo: porque tenía una sola oreja. Awww.

La polilla: le gusta comer palo (provecho).

El comal: especialista en calentar gorditas. Aguas Adele.

La foca: por gorda, bigotona y resbalosa. Y se rumora que a veces le huele la boca a pescado.

Winnie Pooh: el granosito. También solían decirle el preso, porque está detrás de los barrotes.
La capa de ozono: porque está bien perforada.

La culpa: porque nadie se la quería echar.

El abogado: porque está listo para el cazo.

La Heidi:este apodo le toca a las voluptuosas, por ser “la niña de las montañas”.

Elvis: El vizco. Por más que el dueño del apodo insistiera que le decían así por “el bizcocho” (ay ajá), no podía ocultar que era por sus ojitos pispiretos.

La Pulque: por blancucha y babosa.

El Power Ranger: experto en revolcarse con monstruos.

La motosierra: no deja palo parado. Ni acostado. Experta en hacerlos pe-da-ci-tos.

El Ozzy: el hocicón (juar juar).

El murciélago: duerme de día, chupa de noche (ahí les hablan).

La “Viernes Santo”: no tiene nada de carne. 🙁

El Bucareli: porque está entre Cuauhtémoc y Juárez. ¡El apodo más chilango EVER!

La alacrán: se defiende con la cola. También se le decía la langosta, por tener toda la carne en la cola.

El Simba: sin valedores. Forever alone a la vista. Lamentable.

La nadadora/ La Michael Phelps: nada de pecho, nada de espalda.

El queso: lo hicieron por no tirar la leche.

La semáforo: nadie la respeta después de las 11 de la noche.

La postre: porque es lo que te echas al último.

El crimen perfecto: imposible encontrarle la pistola.

La Rambo: ella sola se echa un ejército. ¡Girl Power!

El rey de la asistencia: lunes vino, martes vino, miércoles vino… Badam pssst.

El autogol: lo hicieron sin querer.

El Borges: está enterrado en Ginebra (sólo los cultos lo entenderán).

La banco en viernes: por su colota. Ahí te hablan, Nicki Minaj.

El bala perdida: nadie sabe de qué pistola salió.

El CJ: No por sus iniciales, sino por sus cejas de azotador.

¿Qué onda chilangos, cuáles de ellos se sabían? Si tienen algunos otros apodos qué aportar, para eso son los comments, para que le den vuelo a la hilacha. Por cierto, no nos hacemos responsables del mal uso que sus mentes perversas y crueles le puedan dar a estos apodos, nosotros los traemos hasta ustedes con fines meramente informativos y de investigación. Y porque somos medio Kool-Aids.