Charlie Sheen era el actor mejor pagado de la televisión, uno de los dos personajes principales de la serie más exitosa, Two and a Half Men. Vivía como rey, rodeado de mujeres hermosas y cigarrillos. Va.

Pero de pronto se pasa de lanza en una fiesta y tiene que ser internado. Los creadores del show obligan al actor a entrar en un programa de rehabilitación. Él se enfurece. La producción del programa se detiene. Nadie sabe qué va a pasar.

Finalmente, Sheen empieza a hacer apariciones públicas, mentando madres de su producción y de su productora. Lo despiden. El tema empieza a agarrar calor. La serie sigue pausada en su producción.

Y entonces el hijo de Martin Sheen, el hermano de Emilio Estévez, el inigualable, da dos entrevistas (una de las cuales pueden ver en este espacio) que lo catapultan al uberestrellato de todos los tiempos.

En ellas habla de su limpieza psicotrópica, de su enojo fundamental con la Warner Borthers, de las dos esculturales mujeres con las que vive, de sus futuras acciones legales y nos regala una serie de extrañísimas frases y actitudes que lo hicieron, de la noche a la mañana, una de las figuras más seguidas en Twitter.

Aún no hay reconciliación alguna para poder iniciar de nuevo el rodaje de Two and a Half Men y los chistes sobre Sheen pululan.

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