No importaba si nos gustaba eldeporte, el equipo o los colores, eso era irrelevante. El punto era traer una de estasenormidades, que se convertían en la cosa más terrible delmundocuando nos daba calory nos las terminábamos amarrando en la cintura.

Se convertían en la cosa más terrible del mundocuando nos daba calory nos las terminábamos amarrando en la cintura.

Pero, hey, estábamos más que calientitos en el saludo a labandera o cuando nos íbamos de campamento.