Seguro en tu ciudad nadie te asalta en cuanto estás subiéndote al micro por segunda vez en la semana, pero en el DF uno tiene que irse cuidando de todo el mundo. Nada delata más tu no-chilanguez que ir caminando por las calles como Juan por su casa. Recuerda, no le contestes el buenos días a nadie, no le des dinero a nadie, no le pidas direcciones a nadie y lo más importante: guarda todas tus pertenencias bajo llave y, desde luego, nunca salgas con ellas a la vista.

Jugar en tu iPhone mientras vas en el metro tampoco es recomendable.