La cosa en el país del Nilo sigue que arde, después de que se aglomeraran cerca de un millón de personas en El Cairo para exigir la renuncia inmediata de Hosni Mubarak y el camino hacia la transición.

Si bien ya habíamos reportado sobre semejante y broncuda bronca, la novedad fue que, de buenas a primeras, otros manifestantes, que apoyaban al Presidente más famoso del mundo, salieron al quite y se armó la de Dios es grande.

Entre los dos grupos se tranquearon a más de 600 personas, dejando muertas a 3. ¡Tres! Todos ocupando un lugar en la plaza central de la capital egipcia (su Zócalo, pues’n) sin quererse mover ni un dedo.

Mubarak, mientras abajo se armaba el merequetengue, prometió convocar a unas nuevas elecciones en septiembre y ya no buscar otro mandato. Sus archienemigos en esta historia, una agrupación islámica moderada llamada "Los Hermanos Musulmanes", argumenta que lo del amigo Hosni es pura llamarada de petate y seguirá gobernando mientras el cuerpo aguante.

Entretanto, muchos gobernantes a lo largo y ancho del mundo mundial (entre ellos, ni más ni menos, Barack Obama) exigieron que la transición en Egipto "empiece ya".

O sea que a esta historia aún le cuelga.