¿Por qué era tan genial?

Era chile piquín azucarado en unos sobrecitos de papel con imágenes de ranitas, que costaban como 50 centavos. Lo feo era cuando sin querer chupabas el papel y se deshacía en la boca.

¿Cuál es nuestra versión adulta?

Los brinquitos que damos de alegría. Ok, mal chiste. Ahora sólo consumimos el chile piquín como escarcha de nuestra chela cubana.

Nivel de diabetes

6