Mario era bajito, calvo y no tenía dinero, pero no le faltaban virtudes. «Sin ser galán era muy coqueto y caía bien a las mujeres», explica su amigo Aldo Dapozzo, entrenador de futbol. «Era muy juguetón a la hora de enseñar», dice el empresario Luis Gasca. «Tenía mucha labia -cuenta su alumno Edgar Madrigal-. Y tú sabes, los argentinos tienen mucho pegue en Toluca. No bebía ni fumaba, su único pecado eran las mujeres. Anduvo con mujeres casadas.»

La psicóloga Jazmín López, joven de pelo largo y ojos grandes que me recibe en la clínica de Santa Cruz Atzcapotzaltongo, abre un secreto: «Sus besos eran muy suaves, acompañados con un abrazo fuerte y tierno.»

Jazmín fue su pareja meses antes de que Mario muriera. «Salí con Mario porque era muy humano y muy gracioso», me dice esta chica agradable, con la que el argentino iba al Coffe Cool y al restaurante La Fortaleza.

-¿Qué piensas sobre su muerte?

-No sé. Mario me platicó que antes eramujeriego. Se comentó que había sido un crimen pasional. Aún no sé qué pensar.