¿Cómo lo hizo?

Seguimos con el asunto de no morir de sed, por eso en otro capítulo, Bear caminaba bajo un sol intenso y al acabarse las últimas gotitas de agua contenidas en su cantimplora, como buen reciclador que es la rellenó con sus orines, una vez llena del líquido de sus riñones, ni tardo, ni perezoso lo bebió, hizo una leve cara de fuchi y siguió feliz su camino.

Míralo, míralo