Seguro después de ver Avatar te preguntaste “por qué en la Tierra no hay montañas que floten y plantas que parezcan glowsticks”… pensaste que estaría chido y… después se te olvidó. Hasta ahí todo bien, todos querríamos estar en Pandora y volar en pterodáctilos raros. El problema es que la banda se ha puesto bien emo después de ver el planeta que creó James Cameron y hasta piensa en suicidarse por no poder irse a vivir con los Na’vi.

Como lo lees: En el foro oficial de fans de la película ya hay un tópico llamado “Formas para salir de la depresión causada por el hecho de que Pandora sea un sueño intangible”. Para que te des una idea de cómo está el asunto, checa uno de los comentarios, escrito por un tal Mike: “Desde que vi Avatar estoy deprimido. En cuanto vi el maravilloso mundo de Pandora y a los Na’vi he querido ser uno de ellos. No puedo dejar de pensar en todo lo que pasa en la película y todas las lágrimas y sollozos que me provocó. He pensado en suicidarme para que, si reencarno, sea en un mundo similar a Pandora y todo sea como en Avatar”.

Así o más clavado. Bueno, tal vez sólo en el Vaticano sean tan clavados. El periódico oficial de ese Estado, LOsservatore, y la Radio Vaticana, ya dijeron que no les gusta que la película muestre a la naturaleza “como objeto de culto. Es un guiño a esas pseudos doctrinas que convierten a la ecología en la religión del nuevo milenio”. Ni a cual irle: unos por emos, otros por retrógradas.

Sí, esa película donde salen unos pitufos así de grandes…