Uno de los requisitos para trabajar en Chilango es que todos los colaboradores han leído las obras completas de Máximo Gorki, recitan Pedro Páramo de memoria y reconocen por lo menos 120 historias de Corín Tellado. Nos tomamos muy en serio la literatura y a final de cada mes hacemos mesas redondas para discutir los siete libros que nos tocan como cuota —ay ajá—.

Pero sabemos que no todos son así: algunos son posers o peor aún, no saben qué contestar cuando les preguntas sobre sus tres libros favoritos (se llega a dar el caso). Se la pasan en presentaciones de libros esperando a que repartan libros gratis (cosa que nunca ocurre) y se toman fotos con los autores para que sus amigos de Face sepan que son gente fina. En Chilango hicimos una lista de esas cosas por las que puedes reconocer a un farol literario. Recomendamos compartir este texto con tus cuates para ver cuántos se sienten identificados, ¡ja! ¡No mientan por convivir!

Los libros no son para leer, son para tomarles fotos

El farol acomoda los libros que le regalaron en Navidad sobre una mesita, pone una taza de café junto y llama al gato para que salga de escenografía. Le toman una foto (o mejor aún: ¡una selfie!) con la frase “¡Ahora sí tengo qué leer!”. Luego los abandonan. Punto extra para los que sí abren el libro, pero solo para encontrar una frase inspiradora que también van a compartir en Instagram. Harto like para ellos.

“Toño Ortuño es mi amigo”

Es muy sencillo agregarse al muro de muchos escritores mexicanos contemporáneos y seguir su vida diaria. Vaya, hasta se sienten como amigos. Un farol de calidad sigue la vida de Antonio Ortuño, Carlos Velázquez o Daniel Herrera y los presume como amigos en fiestas y reuniones para dejar a sus amigos con la boca abierta: “pues el otro día el Chimal dijo que estaba a punto de terminar su libro jo jo jo” (ojo con la confianza de llamarlos “La Nettel”, “El Ramos” o “El Villoro”).

¿Ir a la librería? Sólo para ver qué hay en la caja

Si quieres reconocer a un poser de verdad, obsérvalo en la librería: se la pensará dos veces antes de comprarse una edición de 350 pesos, pero no le dolerá el codo para comprarse una playera, una taza con una frase ingeniosa o una pluma fuente. La literatura es para llevarla a flor de piel y no tenerla guardada en tu casa ¡viva!

Clichés, clichés everywhere

¿Carlos Fuentes? ¡Maldito! ¿Octavio Paz? ¡Vendido al gobierno! En cambio Rayuela es una obra maestra, Borges es un autor que todos debemos de leer y siempre hay que tener en la bolsa a Sabines. Los faroles se saben todos los clichés aunque no sepan muy bien porqué. ¡Ah! Y también son borrachos porque aman a Bukowski… por ser borracho. Sí era borracho, ¿no? ¿No era borracho?

Críticos de YouTube

Hay algunos posers que pueden dar una crítica extensa de un libro, hablarte de los personajes y hasta de su autor sin haberlo leído jamás. Sus opiniones se basan en lo que leen en internet, en las reseñas que dan en sus revistas favoritas o con su Booktuber de confianza ¡cuánta modernidad!.

Y hay otros que de plano basan su opinión en la película o en la serie que hicieron. Hay quien dice conocer a Pérez Reverte por la serie de La Reina del Sur con Kate del Castillo (se hubieran tardado menos leyendo el libro que viendo los 63 capítulos). Y hay verdaderos expertos en El Hobbit después de ver la trilogía de Jackson (¡ay, si supieran!).

¿Clásicos? Solo los de Universal

Puedes revisar el librero de un farolón y encontrar un Quijote que nunca ha leído, El Laberinto de la Soledad que guardó de la secundaria y El Principito, su libro favorito ¡más clichéee! Es muy triste las sagas modernas sean las más leídas, pero que de Shakespeare no conozcan nada por considerarlo aburrido. No decimos que tengas que leerte 500 años de literatura universal, pero no todo en la vida es Murakami, oigan.

Lo sabemos, hemos sido crueles con esta lista. Pero todos tenemos un cuate que nos regaña por no haber leído a Coetzee siendo que ellos solo se la pasan poniendo memes de Coelho. Pero la solución a todos estos males es bien sencilla: leamos más. Así todos salimos ganando!


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