Hace 25 años, el 17 de mayo de 1990 para ser precisos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) desterró de una vez y para siempre a la homosexualidad de su lista de enfermedades mentales. Y para conmemorarlo, varios países, entre ellos México, han adoptado esta fecha como el Día Internacional contra la Homofobia y la Transfobia. ¿Y qué mejor manera de celebrar el amor, que practicándolo?

Por ello varias organizaciones convocaron a un “besotón” en la explanada del Palacio de Bellas Artes.

Sin temor al qué dirán, cientos de jóvenes se apropiaron de este recinto y se acomodaron tremendos ósculos frente a los ojos de la concurrencia. El ambiente era festivo. Un buen número de los asistentes vestían de color morado, tonalidad elegida para mostrar solidaridad con este movimiento. A pesar de que a ratos el megáfono traicionero apenas y dejaba escuchar las voces de los organizadores, la muchedumbre no estaba ahí para escuchar discursos, sino para demostrar boca con boca que amar a un igual no tiene nada de diferente.

La cita era a las 4 de la tarde pero debido a los discursos de apertura los besos iniciaron unos 20 minutos después. Chavo contra chavo, chava contra chava, heteros, gays, bi, las etiquetas daban igual. Los carteles chuscos no podían hacerse esperar: “se dan besos privados, informes aquí”, o “yo sí te doy un beso NEGRO”. Otros iban más en el sentido de la empatía y la lucha social: “no necesito ser gay para saber que la homofobia es un error” o “en cada beso, una revolución”.

No faltó el que no llevaba pareja y aprovechó para ligar. ¿Pues qué? No todo es Tinder ni Grindr; hoy Cupido usó sus recursos de antaño y las apps salieron sobrando. Los organizadores como Jóvenes LGBT MX y la Organización Todo Mejora se mostraron satisfechos por la respuesta que se tradujo en una nutrida convocatoria.

En un país donde el Conapred recibe alrededor de 400 denuncias anuales por hostigamiento y según su Encuesta Nacional sobre Discriminación, 4 de cada 10 hogares mexicanos no permitirían que un homosexual viviera bajo su techo, este clase de actos continúan aportando visibilidad y allanando el camino hacia la normalización.

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