Detrás de los restaurantes, tiendas, valets parking y ciclistas que circulan sobre la banqueta —violando el Reglamento de Tránsito— de Presidente Masaryk, entre Julio Verne y Oscar Wilde, se encuentra el Pasaje Polanco, mejor conocido por los chilangos como “Polanquito”.
Este inmueble se trata de uno de los primeros edificios multifuncionales creados en la Ciudad de México y su estilo arquitectónico es toda una joya. Además, forma parte del concepto original de Polanco, una nueva colonia diseñada a la usanza estadounidense a inicios del siglo 20.

Lejos del centro, cerca de Chapultepec

Después del éxito que tuvo el desarrollo de colonias como la Condesa y la Roma, en 1938 se planeó la construcción de otra más en un punto algo más alejado del centro de la Ciudad de México, pero que aprovechaba la cercanía con el Bosque de Chapultepec y la ampliación del Paseo de la Reforma.
Así, en los terrenos donde estaba la Hacienda de San Juan de Dios de Los Morales se empezó a construir Polanco.
De la Lama y Basurto, despacho de arquitectos encargados de esta nueva colonia —los mismos creadores de la Condesa—, visualizaron este proyecto para personas que tuvieran automóvil, por eso las avenidas eran un elemento importantísimo.
Una de ellas era la Avenida Salomón, que después cambió su nombre a Presidente Masaryk, en la cual se localizarían los comercios que surtirían a todo el vecindario que, contrario a lo que pasa ahora, sería 100% residencial.
En esa avenida se empezó a construir el Pasaje Polanco (Polanquito).
La idea era que ahí se localizaran las tiendas de comida, ropa y demás insumos que necesitaran los habitantes de esta nueva y lejana colonia, un concepto que ya se usaba en los suburbios de Estados Unidos —era una especie de mercado, pero nice—. Es también por ello que en esta zona todavía se encuentran negocios como cerrajerías, tiendas de abarrotes o florerías.

Estilo arquitectónico

Para crear este centro comercial, los desarrolladores encargaron el proyecto al arquitecto Francisco José Serrano, un egresado de la Academia de San Carlos en cuyo currículum están otras icónicas construcciones de la Ciudad de México, como el Plaza Condesa y el edificio Basurto, en la Condesa; la iglesia de San Cayetano, en Lindavista, y el Cine Teresa (antes de su decadencia actual era una joya de la capital), en lo que hoy es el Eje Central.
Así, en prácticamente toda una cuadra de más de 6,000 metros cuadrados se inauguró el Pasaje Polanco el 8 de julio de 1943.
Este edificio tiene un estilo “colonial californiano”, el cual siguieron muchas de las primeras construcciones de Polanco y que estaba muy de moda en Estados Unidos en ciudades, precisamente, de California y Florida. En México, lugares como Acapulco también tienen casas y edificios con este estilo.
Sobrio, con paredes blancas, arcos y balcones, además de detalles en cantera rosa y techos de teja roja, el edificio destacaba entre las construcciones de otras zonas de la Ciudad de México, además de que contaba también con un espacio habitacional en sus pisos superiores.
Así, mezclando comercios abajo y departamentos arriba, era un verdadero edificio multifuncional que albergaba en su interior un cómodo ambiente de tres plazoletas (o explanadas) comunicadas mediante pasillos (por cierto, así eran también las antiguas vecindades) y adornadas al centro por una gran esfera, que en realidad es un reloj solar que, hasta la fecha, resulta muy novedoso.

La modificación del comercio

Como pasó (y sigue pasando) en todas las colonias de la Ciudad de México que tuvieron alguna planeación inicial, su éxito provocó que pronto se ignorara el proyecto original y se modificaran los usos de suelo y otras reglas.
Por eso, para los 70, los comercios abundaban por todo Polanco, y Masaryk amplió su oferta comercial, con apenas unas cuantas tiendas, pero que ya empezaban a dibujar una concentración de tiendas, particularmente de lujo.
Desde una década atrás, las tiendas de lujo empezaban a mudarse del Centro Histórico, especialmente de calles como Avenida Juárez, a zonas como Polanco o los nuevos centros comerciales que se empezaban a abrir, como Plaza Satélite o Plaza Universidad. Así, los grandes almacenes como Liverpool o París-Londres ganaban terreno.

La decadencia

Después de los terremotos de 1985, se aceleró la llegada de comercios a Masaryk, con restaurantes y tiendas de lujo que empezaron a convivir con pequeñas boutiques (así se llamaban las tiendas de ropa) y otros negocios como paleterías o zapaterías.
Para inicios de los 90, una vez superadas las severas crisis económicas de los 80, con México en el Tratado de Libre Comercio y con la promesa de que seríamos un país de Primer Mundo, Masaryk ya era un corredor de lujo, a la usanza de los que existen en otras ciudades como Los Angeles, Miami, París o Roma… bueno, todavía Región 4, pero esa era la idea.
En ese contexto, el Pasaje Polanco perdió esplendor y dejó de tener la utilidad para la cual había sido concebido casi 50 años atrás, por lo que cayó en cierta decadencia, aunque se conservó siempre en muy buen estado.

El renacimiento

Fue ya durante los primeros años del siglo 21 –cuando se pusieron de moda nuevamente colonias como la Condesa y la Roma- que los chilangos volvieron a voltear hacia el estilo arquitectónico y la funcionalidad del Pasaje Polanco.
No se sabe muy bien cuándo empezó a conocerse como “Polanquito”, pero fue en esta época en donde se popularizó ese apodo, el cual ahora se extiende a los negocios que se encuentran a su alrededor.
Hoy, con la remodelación de Masaryk, Polanquito, al menos del lado de esa avenida, no luce mucho, pero en su interior y desde sus partes laterales, todavía se puede apreciar su estilo original que permite viajar en el tiempo e imaginar cómo era el Polanco original.
¿Te gusta ir a Polanquito?

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