Cuando piensas en mudarte de casa, la mayor parte de la planeación y esfuerzo mental se los dedicamos a peinar las diferentes zonas de la ciudad en las que quisiéramos vivir y a dedicarle una que otra plegaria a cualquier deidad que nos consiga esos ansiados 50 metros cuadrados de independencia; sin embargo, esa no es la parte que debería preocupar… Ya que elegiste el depa en el que vas a vivir es cuando viene lo bueno.

Antes de empezar a comprar muebles y a taladrar paredes para tus valiosos triques debes pensar en cómo le vas a hacer (y cuánto te va a costar) para habitar ese lugar. Desde el aval, papeles de libertad de gravamen, depósitos y fianzas. Aquí una pequeña guía de cosas y términos a considerar antes de lanzarte a la aventura inmobiliaria.

Aval

Hay varias opciones para rentar: a través de una inmobiliaria, tratar directamente con el/la/los dueños del departamento o bien a través de una afianzadora, que para fines prácticos la hace de inmobiliaria. De las tres formas te pedirán santo y seña de ti para dejarte habitar su propiedad, pero un requisito en común es el aval, o sea, una persona que amablemente y de buena voluntad te confíe las escrituras de su casa, en el DF o área metropolitana, para que se usen como garantía en caso de que te gastes la renta y no puedas pagar.

Conseguir a este incauto es lo más complicado de todo lo que piden, pues casi nadie (más que la familia) en su sano juicio te da las escrituras de su casa, pero nada es imposible, aunque sin aval sí es casi imposible rentar en Chilangolandia.

Libertad de gravamen

Entre las letras chiquitas del aval están estas palabritas: “hoja de libertad de gravamen”. Chulas ellas. Estas cinco palabras se traducen en una hojita, como del tamaño de la CURP, que debes sacar del Registro Público de la Propiedad y que da fe de que la casa que estás usando como aval no esté hipotecada.

Sacar el mentado papelito por ti mismo será un relajo. De 10 a 20 días hábiles más un pago de 524 pesos, aunque algunas inmobiliarias lo pueden sacar por ti, pero te cobrarán aproximadamente 1,500 pesos para tenerlo listo en dos días. La urgencia vale la pena, la verdad.

Comprobantes

De estos te pedirán varios. Algunos dueños o inmobiliarias son más exagerados que otros pero lo común son comprobantes de ingresos de los últimos tres meses, más identificación; comprobante de domicilio del aval, CURP de ambos y ya en caso muy extremo, te pueden pedir hasta el acta de matrimonio del aval, para saber si está casado por bienes separados o mancomunados (o sea, si en caso de tú no pagues se pueden ir contra uno o contra dos), pero eso es un caso raro, sólo de afianzadora.

Vigencia de papeles

De todos los comprobantes y papeles que tendrás que entregar, ten en cuenta que algunos, como acta de nacimiento o acta de matrimonio, tienen vigencia. Desde hace un par de años el GDF estipuló que las actas tienen vigencia de 10 años y son unos papelitos rosas membretados que puedes sacar en un kiosko de la tesorería en diferentes centros comerciales con un costo de aproximadamente 60 pesos la hoja. Si tienes tu bonche de actas en copia, mejor reciclala, porque esas ya no valen.

Gastos de investigación

Algo que pocas inmobiliarias o afianzadoras (las que hacen el proceso si es trato directo) dicen al empezar el trámite de papeles es lo que te va a costar que te digan si eres apto para rentar ese depa o no. Los gastos varían entre 1,000 y 1,500 pesos y son por investigar si estás en el buró de crédito y por verificar la autenticidad de tus documentos. En pocas palabras ven si eres de fiar. Toma en cuenta ese gasto, pues lo deberás pagar para avanzar en el proceso independientemente de si te quedas o no con el depa.

Depósito y renta corriente

Hay que tener en cuenta que para mudarte no sólo hay que ver lo que te costará la renta mensual del departamento sino también el depósito para habitarlo, que equivale al monto de una renta. Así que si vas a pagar 10,000 al mes, de entrada, no van a ser 10,000 sino 20,000 pesos lo que vas a tener que pagar (más todos los otros gastos administrativos del papeleo anterior).

Pero a pesar de todos estos párrafos y sus complejos nombres técnicos, una vez entregados los papeles y después de que vaciaste tu cartera con el primer zarpazo de renta, tener un pequeño reino independiente vale la pena después de todo.

Ya que estás entre cuatro paredes vacías, pero pagadas, ahora sí a pensar en los muebles.