Pasaban las 8:40 de la noche cuando las luces del Auditorio se apagaron. El escenario, que albergaba un armazón metálico —que irónicamente parecía un pequeño Palacio de los Deportes— y tres pantallas, fue de súbito tomado por los músicos que acompañarían a Ana esta velada. Los acordes de ‘La fuerza del destino’ comenzaron a sonar y el público estalló en gritos. La voz de Ana, potente, pero al mismo tiempo dulce y clara, inundó el recinto. Pero ella no se encontraba en el escenario.

El desconcierto terminó cuando la exvocalista de Mecano, vestida con una falda con motivos metálicos y una sencilla blusa blanca, comenzó el descenso desde las escalinatas de la parte superior del Auditorio Nacional. Quería vivir una conexión con el público y se lo tomó en serio. Saludaba a diestra y siniestra a sus fans enardecidos, la mayoría ya entrados la tercera o cuarta década de sus existencias, quienes le devolvían el detalle de la proximidad con gritos atronadores y cámaras de celulares que buscaban inmortalizar una foto con su ídolo.

‘Me hacen sentir apapachada’

Ya en el escenario, la española interpretó ‘Hoy no me puedo levantar’, ‘A contratiempo’ y ‘Disculpa’, tema que sirvió como punta de lanza para el disco que lanzara este mismo año. Después de este tema saludó al público mexicano que volvió a deshacerse en aplausos. “Híjole, por eso me encanta el público mexicano, por este calorcito. Me hacen sentir muy apapachada”, dijo, usando términos locales que reforzaron aún más la cercanía.

El siguiente tema fue ‘Cruz de navajas’, donde se le olvidó la parte de la letra que dice “pero hoy como ha habido redada en el 33”. Sin embargo, los fans se lo perdonaron. Continuó “Ya no te quiero”, y después la primera sorpresa de la noche: ’50 palabras, 60 palabras o 100’, canción en la que aparecieron sobre el escenario Sasha, Benny y Erik, quienes hicieron que todo el Auditorio se pusiera de pies. Temas nuevos como ‘A tus pies’ no fueron recibidos con el mismo entusiasmo, pero con ‘Los Amantes’, los ánimos volvieron a encenderse.

Con ‘Maquillaje’, ya todo el mundo estaba de pie otra vez y echando la sabrosa bailoteada. Vino luego ‘No me canso’ y después el primer momento sexy de la noche: apareció Paty Cantú para cantar a dúo ‘Mujer contra mujer’, guapísima y enfundada en un vestido con transparencias que de momento eclipsaba visualmente a Torroja. A la invitada se le olvidó que es delito capital opacar a la novia en su boda. Sin embargo, las armas de Ana estuvieron en su voz y el duelo culminó en empate. En las últimas notas se tomaron de la mano y sus labios se rozaron, al mismo tiempo que las luces del Auditorio se desvanecían y el público atónito no paraba de gritar.

Pero los gritos no pararon ahí, pues la siguiente canción fue ‘El siete de septiembre’ que cantó al lado de Carlos Rivera, quien fue el taco de ojo que las mujeres agradecieron con sonoros alaridos. Los ánimos se apaciguaron con varias canciones que no lograron prender tanto al público como ‘Infiel’ y ‘Sonrisa’. Con ‘Aire’ el respetable comenzó a reanimarse pero fue ‘Ay qué pesado’ la que los arrancó nuevamente de las butacas.

“Alex no vino porque tiene trabajo” se disculpó refiriéndose a Aleks Syntek, para después entonar ‘Duele el amor’. En honor a la verdad, la ausencia ni se sintió. “Todo lo que empieza tiene que acabar, pero antes les tengo otro regalito”. Y fue entonces que apareció sobre el escenario Ximena Sariñana, con quien entonó “Un año más”. Ximena cumplió, aunque se le veía rara. ¿Cansada, tal vez?

Un sexy retorno

Ana y sus músicos salieron del escenario pero la gente pedía más. Por supuesto era parte del show y la breve ausencia sirvió para que Ana regresara enfundada en un vestido metálico con mangas transparentes y colgantes de canutillo que la hacían lucir muy sexy. Los chiflidos de “fiu fiu” no se hicieron esperar y ella deleitó a su público con ‘Hijo de la Luna’ que puso a cantar al Auditorio entero. Después siguió ‘Corazones’ aunque aquí si se sintió la ausencia de Bosé. Pero como las cartas fuertes estaban reservadas para el final, sonó ‘Barco a Venus’ con un punch muy rockero y todo el mundo se puso a bailar. “Como ustedes me hicieron el mejor regalo que un artista puede tener, yo les voy a hacer otro” dijo Ana, y complació al público con las peticiones que ellos directamente le hacían. A capella cantó trocitos de éxitos como ‘Me colé en una fiesta’, ‘Dalí’ y por supuesto ‘No hay marcha en Nueva York’.

“Todavía les tengo un regalito antes de irme” y sobre el escenario apareció Leonel García quien le puso mucho sentimiento a su interpretación de ‘Me cuesta tanto olvidarte’. A pesar de que su talento no se pone en duda, por momentos los asistentes —escuché algunos comentarios de la gente de al lado— hubiésemos preferido la interpretación únicamente de Torroja. Pero de que el cierre fue emotivo, lo fue. El público no le hubiese perdonado omitir ese clásico, aunque sí nos quedó a deber algunas canciones inmortales como ‘El blues del esclavo’ o ‘No es serio este cementerio’.

Pero vaya, que para hacer un recorrido por todo Mecano y Ana Torroja, una noche entera no nos alcanzaría. Finalmente Ana lo hizo muy bien, estableció la anhelada conexión y nos dejó claro una vez más por qué es una grande —tal vez la más— en la historia del pop hispano.

También checa:

La reivindicación de los godínez

10 cosas que aprendimos de Chabelo

Los errores de Javier Alarcón y su salida

Cosas en las que le atinó (y falló) ‘Volver al Futuro’

35 regalos para Kim Kardashian por su cumpleaños 35

-Burger Boy: la extinción de los dinosaurios brontodobles

#FrasesDespuésDelSexo

Asalto con violencia en la colonia Morelos

Balacera en Tacuba; la policía detiene a dos