Cerca de las dos de la tarde (puede variar) existe ese momento llamado hora de la comida que alguna vez todos hemos disfrutado. Después de varias horas sentado frente a una computadora, pensando qué le dirás a tu jefe para que no se entere de un negocio que te falló, no hay nada mejor como ver el rejo, ver tu hora de comida y salir por un rico tentempié para regresar con un ánimo, si bien no 100% optimista, al menos sí satisfecho. Lo malo de la hora de la comida es que se junta con hora pico, todos los establecimientos de comida rápida están hasta el tope, por lo que siempre tienes que salir antes para alcanzar una mesita. Pero hey, es tu hora de descanso, la hora de olvidarte del trabajo y disfrutar la entrada, la pasta, el guisado y el postre.

¿Recomendaciones?

Si puedes, salte bien temprano, para que alcances un asiento en tu lugar de preferencia. Es terrible llegar con hambre de vikingo y ver que hay mesas repletas y la terrible FILA DE ESPERA. Oye, ni que fueras al banco. O si te apetece, sal un poco más tarde de las 2:30, que es cuando ya todos regresan al trabajo, lo malo de esta opción es que o se acaba la comida o te dan menos tiempo. Ya si de plano nunca alcanzas lugar, opta por llevar tu propia comida, que luego resulta económico y no dependes del humor con el que amaneció la cocinera.