A propósito del calorón que se soltó la semana pasada en la CDMX, al que le siguió un fuerte frío, me puse a pensar que no importa el clima que haya en la ciudad, NUNCA se va a comparar con los extremos que se sufren en otras latitudes de la República, así que aquí van 7 quejas chilangas que desesperan a los cuates de provincia.

1.­ Calor: en Monterrey siempre se siente más

“Nooombre, calor en Monterrey, una vez se derritió mi perro y mi abuelita se evaporó”. Sabemos que en otras ciudades hace un calor endemoniado pero uno tiene su corazoncito y cuando está en el metro en junio, bajo tierra, con otros cientos de congéneres, el ventilador no funciona, a las 12 del día, créanos: Podemos sentir calor estilo regio, dennos tantito chance.

2.­ Frío: en Chihuahua siempre están a -80 grados centígrados

“Frío en Shiwaawaaa, una vez nos tuvimos que meter en un caballo destripado para ver la tele. Y todavía no logramos descongelar a mi tía Cruz, que se salió sin su chal”. Lo sabemos: ¿de qué nos quejamos si en la CDMX estamos “en la gloria” según el termómetro?

Pues a la mejor estamos muy chiqueados o no estamos acostumbrados a comprar chamarrotas adecuadas, pero yo creo que tenemos derecho a sentir un frío que cala hasta el alma cuando por alguna razón salimos de la junta en Santa Fe a las 9 de la noche del día más frío de febrero. O, Dios salve la hora cuando se nos ocurre ir al Centro y ¡PUM!, los vientos gélidos del oriente desertificado de la ciudad te hielan el orto.

3.­ Lluvia: en Xalapa no deja de llover desde 1936

“Lluvia en Xalapa, una vez llovió tanto que se acabaron las culturas olmeca y huasteca”. Naturalmente otras zonas de la República cae más lluvia. Pero a nosotros se nos ocurrió la genial idea de hacer una de las ciudades más grandes del mundo ¡encima de un lago!

En la CDMX puede diluviar y lo peor es que no solamente de arriba: Nuestro sistema de coladeras es, literalmente, una gigantesca popó, así que nos llueve sobre mojado.

A los chilangos poco originales les encanta decir que “el día amaneció londinense”, pero ahí les va un dato: La CDMX recibe muchísima más precipitación pluvial al año que Londres. Tanto, que las banquetas alcanzan a desarrollar lama y moho porque nunca están secas.

4.­ Viento: en Pachuca una vez se fue volando el reloj monumental

No voy a decir que Pachuca no es la bella airosa, porque lo es, pero al menos tienen pastes para sobrellevar su penuria. Nosotros ni pastes tenemos y yo les invito a pasar por el Viaducto e Insurgentes a pie en un día de febrero para que vean lo que sintió Dorothy momentos antes de terminar en Oz.

5­. Mal olor: en Coatzacoalcos siempre están quemando chapapote

No, la verdad es que todos los mexicanos estamos de acuerdo en que la CDMX huele bien gachito en algunas partes. Vamos al siguiente punto.

6. ­Sequedad del ambiente: existe Mexicali

Eeeem… bueno, la verdad es que tienen razón. Una vez fui a Mexicali y no salí de la alberca del hotel… ¡hasta que se evaporó!

7. La ceniza del Popo

Tú solito te acuerdas del Paricutín, el volcán de Colima, y cómo le va a Puebla con el Popo y mejor te quedas calladito.

(Ya nos dividió bastante el tema del queso en las quesadillas como para que fracturemos más esta gran nación. Solo, hermanos de provincia: déjennos quejarnos un poquito, no sean gachos).

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