Para todos aquellos que se enternecen con videos de cachorros y comparten cualquier publicación de perros o gatos en adopción, he aquí una guía para ser coherente con el amor por otros seres vivos.

1. No es un muñeco

Sí, está bien un suéter, pero el disfraz está de más. Los animales tienen dignidad y hacer que parezcan humanos no abona a su favor. Protegerlo no tiene por qué atentar contra su propia naturaleza. Es más recomendable –y divertido– disfrazarse uno mismo y más cuando se hace en pareja, grrrrr.

2. Enseñarle a convivir

La histeria solamente es interesante en las películas. Si tienes que esconder a “tu hijo” cuando recibes visitas tienes un problema; si eres soltero te aleja de la verdadera paternidad. Un animal que convive es más feliz, pues seguro será el banco de todas las atenciones y mimos que le corresponden.

3. Al salir

Utiliza una bolsa cuando salen de paseo, sabes a qué me refiero. Dicen que pisar sus “gracias” atrae el dinero, pero nada más aplica en los sueños. Sabemos que aman los parques, pero respeta aquellos que prohiben su entrada. Las correas funcionan, pues aunque “mi perro no muerde, es juguetón”, comparte el espacio con infantes que empiezan a caminar y aquellos susceptibles al temor.

4. Edúcalo

Agradecemos los lugares pet friendly, pero generalmente ocupan la entrada y si no está educado seguro saltará hasta tu falda blanca. ¿Qué culpa tienen los demás? Considera a tus vecinos –y a él mismo, claro está– si tu animal de compañía sufre estrés por abandono. Que se azote en la puerta y ladre todo el día mientras espera tu regreso no es nada agradable y puede afectar tu relación condominal.

5. Límpialo

Que su lado salvaje no quede expuesto con su olor. Cepíllalo y cuida el largo de su pelo, si es tu caso. Toma en cuenta que siempre encontrará cariño de todos aquellos que de niños no tuvieron la fortuna de tener un animal de compañía. Ya sufrieron demasiado, que no lo hagan al querer compartir ese amor que les sobró.

6. Esteriliza

Es bello encontrar la primera versión de tu mascota con la magia de la reproducción, pero una camada podría ser demasiado. No termines regalando a tus nietos al primero que pasa, luego terminan en las calles, forman jaurías y salen en las noticias. Tampoco funcionan muy bien como tapetes en el Periférico y la única alternativa para evitarlo es evitar una inconsciente proliferación.

7. No simules

Aplaudimos la postura proanimal, incluso en sus extremos –bueno, casi–, pero el outfit animal print nomás no combina con un cartel en favor de nada ni nadie. Es más fácil ser coherente y tolerante, aunque eso ya es de por sí difícil. El maltrato animal está muy mal –si habla de la sociedad que somos–, pero no se limita al adolescente que sube videos cacheteando ratones, incluye al propietario que se olvida que tiene mascota. Claro, es más fácil la anónima crucifixión en redes sociales.

8. Consumo responsable

Te sorprendería descubrir la cantidad de productos de uso diario con ingredientes de uso animal. El consumo responsable evita matanzas. ¿Necesitas otro par de zapatos? No basta con indignarse por las corridas de toros –y celebrar la muerte de un ser humano cuando es corneado, se lo haya buscado o no– o dejar de comer carne, si al hacerlo atentas contra el planeta; no puedes amar a los animales si no cuidas su casa.

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