La muerte, las enfermedades, tragedias internacionales,
guerras y sus variantes son cosas que sí tenemos que tomar en serio. No voy a
decirles que vayan a un hospital y se empiecen a burlar de los pacientes en
terapia intensiva porque eso no está chido. Sin embargo, la risa puede ser muy buena en este tipo de
situaciones. Siempre decimos que
una vez que te puedes reír del problema implica que ya está por superarse.
Por lo tanto reír de situaciones que
parecen no tener ni un rayo de luz no es tan malo. Aún así, hay personas que nunca podrán con este tipo de
humor y otras, como yo, que les encanta.

Yo vivo convencido que hay un grupo de comediantes recluidos en un sótano cuyo único trabajo es escribir chistes de catástrofes naturales y noticias internacionales terribles.

Yo vivo convencido que hay un grupo de comediantes recluidos en un
sótano cuyo único trabajo es escribir chistes de catástrofes naturales y
noticias internacionales terribles.
Son aquellos que mandaron el mail de Spider Man sin encontrar las Torres Gemelas o el del libro de Baldor con la cara de Bin Laden. Son los que pusieron a Vilma de los
Picapiedra en Cancún y los que sacaron la playera de "I surfed the Thailand
Tsunami". El punto es saber que
sólo es humor y disfrutarlo.
Aunque lo hagamos de forma incómoda porque sentimos que es una gran falta de respeto.

Lo mejor es que hasta lo pueden mezclar con los que ya mencionamos. Imaginen la siguiente escena: Un velorio. Todos están muy callados, los momentos más difíciles ya
pasaron por ahora. Hay un silencio
absoluto, y de repente a alguien se le escapa un gasecillo muy muy alto. Háganle cómo quieran pero van a haber
carcajadas por todos lados.
Sobretodo si es mi velorio.