Escuchar que a tu pareja no le encanta ir a comer con tu adorada mamita o que no le gusta cómo preparas tu famosa tinga picosa no es muy motivante. Sin embargo, algunos prefieren respetar el dicho: “más vale una verdad que duela a una mentira que mate”. Así que en aras de este lema sueltan toda la sopa y rompen su pobre corazón, pegándole justo sin entenderlo.

Lo peor de todo es que se crean resentimientos que los dirigen a una ruptura inminente. Bah, ¿para qué tanto brinco, si el suelo está parejo? De vez en cuando hay que soltar dos que tres mentirillas para mantener contentote/a a nuestra pareja. Sin tanto lío.

Aquí les van algunas que seguramente los ayudarán a mantener la calma en esa tormenta del amors:

– Podría tener sexo contigo TODOS los días.

– Tu mamá tiene toda la razón, yo debo (inserte su frase favorita: bajar de peso, cambiar de trabajo, hacer algo con mi vida).

– La tienes a mi medida.

– Jamás había tenido sexo tan maravilloso como lo tengo contigo.

– ¿A poco te compraste todo eso en la tienda? Cuéntame cómo vas a combinarlo todo.

– Qué bien se te ve ese nuevo corte de cabello. Y ni qué decir de tu nuevo tinte.

– Siempre estoy pendiente de mi celular, no sé qué pasó que no sonó cuando me marcaste.

– ¿Esas fotos? Bah, me las mandaron mis amigos en el grupo de Whatsapp. Ya sabes que se guardan en la memoria del celular y uno ni vela en el entierro.

– No entró la llamada.

– No había señal para mandarte un mensaje.

– Se me acabó la batería y por eso no pude marcarte en toda la noche.

– ¿Que por qué sigo con la misma ropa de ayer? Pfff… tuve que ir a ayudar a (inserte aquí el nombre de algún pariente que frecuente con regularidad). Se puso mal y sólo yo podía ir en su auxilio.

– Durante las vacaciones sólo veré tus fotos. Jamás voltearé a ver a alguien más.

– ¿Que si te ves gorda? No, mi cielo, Manuela se me hace gorda.

– Si te vienen a contar cosita malas de mí, manda a todos a volar y diles que yo no fui. (Bueno, teníamos que incluirla).

– No eres tú, soy yo.

– Trabajé mucho durante el día y me duele mucho la cabeza. Pero mañana te compenso, mi cuchurrumín.

– Seguro lo consigues. En tu trabajo no hay NADIE como tú.

– Eres la persona más inteligente que he conocido.

– Ese proyecto de vender arena en el desierto, al que tanto le has invertido, será todo un éxito. Yo te apoyo.

– Aprendo mucho cuando platico con tu hermana sobre los problemas de conducta de su hijito.

– Me encanta jugar con tu sobrinito, ¡es tan encantador!

– Llego en cinco minutos.

– Tardaré sólo 10 minutos en arreglarme para salir.

– Me gusta mucho cómo preparas la comida. Tienes muy buena sazón.

– ¿Que si tu camisa parece de Willy Chirino? Qué va, le da color al panorama.

– No, no me voy a enojar si sales con tus amigos en lugar de ir a comer con mis papás.

¿Qué otras mentiras pronunciarían para evitar que este buque se hunda?

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