¿Te acuerdas de Kimberly Vlaeminck, la belga que se tatuó 56 estrellas en la cara y luego inventó el cuento de que el tatuador se las había hecho sin su permiso? Pues ahora resulta que hasta al manicomio fue a dar, pero no sabemos si fue por su pésimo gusto o por su evidente mitomanía.
Lo anterior nos hizo recordar los tatuajes más imbéciles de la industria del espectáculo, que demuestran que tener dinero y una cara bonita no salvan a los famosos de cometer las siguientes salvajadas: