Lo rico, lo bueno y lo nuevo está en la calle, aquí te decimos por qué vale la pena salir de expedición gastronómica.

Bien se ha dicho: “Las penas con pan son menos” y tal cual. No hay estrés oficinezco, mal negocio o mal de amores que no se sane con un caldito de pollo, un helado de chocolate o un súper menú de desgutación en un buen restaurante. Si el pretexto es salir para distraerse y que la comida se convierta en el tema de conversación.

¿Alguna sugerencia?

El Jaso, una vez con el pie adentro te consienten tanto que parece que el mundo se arregla solito.