Palomas blancas en las paredes son el símbolo de este colegio que ya es un veterano en cuestiones del IB (Bachillerato Internacional). Aquí las evaluaciones que se generan no son las tradicionales boletas con número; es un esquema que da mayor información del alumno: qué ha logrado y en qué le falta trabajar, pero donde él participa ya que de cierta forma es también una autoevaluación, con la particularidad de que el alumno sabe lo que se espera de él. Trabajan con base en proyectos donde los niños deben desarrollar un producto final con situaciones reales ligadas a su entorno, a su vida. Por ejemplo, si el objetivo es que aprendan a cuidar su salud realizan una campaña para la cual desarrollan materiales —folletos, pósters o lo que se les ocurra— que contengan información sobre cómo ellos se cuidan: si tienen buenos hábitos de higiene, cuáles son o si su alimentación ha mejorado y por qué; así el profesor tiene un referente de si lo aprendido es aplicado a su vida diaria. Cada año realizan diversas campañas de ayuda a comunidades indígenas y realizan actividades con los niños que viven en las comunidades otomíes. También promueven acciones fuera del aula, ya sea visitas a museos, exposiciones o campamentos.