Cuando se dice que aquí los niños aprenden jugando, la frase es literal porque en este colegio —inspirado en las técnicas del pedagogo francés Célestin Freinet— están convencidos de que durante el juego, los niños se concentran más, se plantean metas y objetivos, trabajan en equipo y respetan las reglas; así, pueden aprender la tabla del cuatro saltando la cuerda. Su filosofía también promueve el texto libre, es decir, que los niños —y sus papás— sean los autores de sus propios relatos, por ello unas de las primeras actividades de cada día es que los niños escriban cómo llegan a la escuela y cómo se sienten más allá del “triste” o “contento” y los papás deben regalarles el día del niño una memoria de cómo eran de chiquitos. A lo largo de toda la primaria se refuerzan hábitos de la vida cotidiana como sentarse bien, lavarse las manos o los dientes y manipular objetos de todo tipo, se trate de una pelota o bien de regletas para estudiar matemáticas, porque su filosofía es de manos a la obra. Y el que sea un colegio tan chiquito tiene otra ventaja: que niños con autismo, síndrome de Down o déficit de atención tengan cabida en sus aulas.

 

Horario: 8h00 a 14h30