Les revelaré algo: ayer creo que se murió Ely Guerra. No les puedo decir ni cómo ni porqué. Lo único que recuerdo es que subí al escenario y fui el último en entablar una plática con ella frente al público. Después le ordené a los presentes que salieran del teatro, ella yacía sobre el proscenio y ya no supe más. Hasta el momento tampoco ha contestado mi whatsapp. Para aumentar mi paranoia, el libreto de Conejo blanco, conejo rojo -el mismo que Ely actuó durante casi dos horas– terminó en mis manos por orden del escritor y ahora yo guardo el secreto que nadie debe saber sobre esta afamada experimental obra de teatro. Creo que quemaré el guión por seguridad de todos.

Conejo blanco, conejo rojoes la sensación del momento en Ciudad de México -las funciones se agotaron el día que salieron los boletos a la venta y quedan contados para la segunda temporada que termina en diciembre-. La obra es un fenómeno gracias a que el actor no conoce el guión que representará en escena y el público tampoco tiene la menor idea de lo que va a ver. Contar de qué se trata está absolutamente prohibido y eso ha provocado la gran curiosidad de los espectadores que la han visto traducida en varios idiomas en varios países.

Nassim Soleimanpour, autor iraní, escribió esta peculiar historia -no habrá ningún spoiler- en 2010 cuando tenía 29 años y se encontraba en una tremenda represión sin poder salir de su país, sin poder conectarse al internet -aunque encontró la forma eventualmente de comunicarse con el mundo- y plasmó en este texto su deseo de viajar por la imaginación en otras culturas y hacer que sus gritos de desesperanza llegaran a todos los oídos posibles.

He tenido la oportunidad de ver Conejo blanco, conejo rojoen dos ocasiones y la experiencia ha sido completamente distinta: depende del interlocutor el ritmo, el tono, o si la convierte en comedia o en melodrama.

Cuando la vi con Diana Bracho, actriz incansable que prácticamente es una leyenda en vida, el texto era doloroso, pero también muy cómico y acercó a la actriz con el público de manera lúdica. Pero de Bracho ya uno espera siempre el primer nivel y ella como el reloj más fino, lo dio. Por eso verla con Ely Guerra, músico igual de primer nivel, me interesaba de sobremanera porque si bien siempre nos ha acostumbrado a conciertos y álbumes del nivel más alto y sofisticado, no le conocemos su faceta de actriz ni de improvisadora.

Ely -quizá muchos lo desconocen- tuvo una diminuta aparición en un filme de nombre Sueño con John Leguizamo, e hizo el doblaje de la vaquita Grace en la cinta animada de Disney Vacas Vaqueras -curiosamente el único acierto de esa película que pasó sin pena ni gloria- pero lo que es verla actuar, lo que se dice actuar, no había pasado hasta ayer. Y la sorpresa fue gratísima.

Sensual, cómica y con una entonación de voz adecuada tanto para los momentos de jugueteo como los dramáticos, Ely agarró el toro por los cuernos y mantuvo la atención del público como si se tratara de una actriz que lleva años en esto: supo cautivar, interactuar con la audiencia y también conmover. Quizá lo más sorprendente es su habilidad de improvisar: muchas veces refirió el “esto es mío” para aclarar lo que era de su cosecha, y cuando no entendía una escena -no es un guión fácil- no tenía reparo en hacer una pausa y hacérnoslo saber. Me atrevo a decir que Ely le da la vuelta a otras personas que forman parte del reparto y que sí se dedican a la actuación. Directores: échenle ojo.

Conejo blanco, conejo rojoes teatro experimental, nada más. Y lo aclaro porque no todo mundo sale del teatro satisfecho: no es una obra formal como tal, ahora que si lo que se busca es precisamente una propuesta retadora, entonces adelante.

Sabiendo esto, recomiendo vean la obra dos veces al menos. Si pueden un actor y un músico, su experiencia será realmente grata. Gente como Irene Azuela, Ludwika Paleta, Ximena Sariñana, Cecilia Suárez, Luis Gerardo Méndez y Alfonso Dosal han pasado ya por La Teatrería. Pronto estarán Gabriela de la Garza, Víctor Trujillo, Cecilia Toussaint, Susana Zabaleta, Regina Orozco y Daniel Giménez Cacho.

La gente que muere de curiosidad por saber de qué trata Conejo blanco, conejo rojo, puede escribirle directamente al autor a[email protected]-es en serio- o bien tuitearme y si vivo para contarlo, quizá les pueda revelar más por DM siempre y cuando sea por que no encontraron ya un solo boleto.

Mónica Huarte – 18 de agosto
Gabriela de la Garza – 25 de agosto
Víctor Trujillo – 1 de septiembre
Cecilia Toussaint – 8 de septiembre
Ana Serradilla – 15 de septiembre
Héctor Suárez Gomís -22 de septiembre
Ilse Salas – 29 de septiembre
Daniel Giménez Cacho – 6 de octubre
Susana Zabaleta – 13 de octubre
Itati Cantoral – MIÉRCOLES 19 de octubre
Juan Manuel Bernal – 20 de octubre
Por confirmar – 27 de octubre
Por confirmar – 3 de noviembre
Osvaldo Benadives – 10 de noviembre
Regina Orozco – 17 de noviembre
Por confirmar – 24 de noviembre
Julieta Egurrola – 1 de diciembre
Dolores Heredia – 8 de diciembre
Por confirmar – 15 de diciembre

La Teatrería
Tabasco 152, Roma
Jueves 20:30 h, $400 y $500
Del 9 de junio al 15 de diciembre

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