El colibrí voló y el sonido de una
flauta de barro suena cada vez más lejano. Jorge Reyes, el complejo músico
mexicano, partió hace más de un año, víctima de un paro cardiaco a los 56 años.
Se quedó dormido en su estudio y ya no despertó.

Autodefinido
como etnomúsico, Jorge Reyes fue uno de los artistas más importantes dentro de
la escena musical contemporánea mexicana. Abarcaba rangos de experimentación
tan amplios como el jazz, el progresivo y la electrónica, pero, sobre todo, la
incorporación de instrumentos prehispánicos al rock y la creación de un género
musical, el tloque nahuaque, definido
como música corporal con canto armónico.

Oriundo de
Uruapan, Michoacán, Reyes estudió flauta transversa en la UNAM y posteriormente
viajó por varios países, entre ellos Alemania, donde aprendió música clásica y
electrónica, y la India, donde estudió las músicas tradicionales hindú y
tibetana. A su regreso a México comenzó por establecer un sonido musical
propio, creando sus primeras fusiones entre el rock e instrumentos
prehispánicos, como el teponaztle, un
tambor típicamente plano-fijo que se toca golpeando uno de los dos paneles de
madera en el centro y suena hueco, así como caparazones de tortuga y caracol.
En 1980, fundó con Armando Suárez Chac Mool,
agrupación con la cual grabó cuatro discos pioneros en cuestiones
instrumentales, al incorporar mandolinas, violonchelos, sintetizadores,
timbales y más instrumentos prehispánicos.

Cinco años después
Chac Mool se desintegró, dando paso a la ya entonces prolífica carrera del gran
Reyes, la cual lo llevó por todo el mundo. Concebía sus conciertos como la
mezcla de reinterpretaciones de ceremonias rituales prehispánicas y sonidos
autóctonos
, con la tecnología de los procesadores de sonido, delays y sonidos guturales. Ejemplo de
esto era el tradicional concierto de día de muertos, que Reyes ofrecía en el
Espacio Escultórico de la UNAM. Como solista grabó 26 álbumes, destacando A la izquierda del colibrí, Bajo el sol del jaguar y Comala, donde la curandera María Sabina
aparece cantando varios de sus rituales de sanación.

Jorge Reyes dejó
un legado importante. Hizo entre otras cosas, colaboraciones con Deep Forest y Steve
Roach
, compositor americano y promotor del uso del didjeridu en la música ambient,
e incursiones en el cine, con bandas sonoras como la de la película de 1999 La otra conquista. Reyes fue aquel
luchador y exponente de un estilo híbrido
, confeccionado por el respeto a su
raíz indígena
, y una mente adelantada, visionaria.

En su adiós, sus
amigos formaron un altar con varios de los instrumentos musicales del artista,
velas encendidas y pétalos rodeando el féretro. Las flautas sonaron por última
vez entre esencia de copal y eternidad
.