Otro
aspecto fundamental es que la exploración estética del Butoh pretende hacer
presente la necesidad del cuerpo para hablar por sí solo, sin la intervención
de una idea previa de representación.

La
primera obra Butoh fue montada por Tatsumi Hijikata, y estaba basada en la
novela Kinjiki de Yukio Mishima.
El tema de la homosexualidad y el homoerotismo, y el hecho de que el montaje
culminara con la asfixia de un pollo vivo entre las piernas del actor Yoshito
Ohno, le ganó el rechazo del sector más conservador del teatro japonés.

Es
curioso que la información que circula en Internet soslaye la verdadera esencia de esta manifestación
artística, y resalte que Hijikata bailaba con los ojos en blanco, vestido con
una falda rosa y con un gigantesco pene metálico suspendido en la entrepierna.
Los movimientos de esta danza (que tiene muchísimos elementos teatrales), se
desprenden de los hábitos corporales y obedecen al impulso involuntario; sin
embargo esto no quiere decir que revolcarse en la alfombra con una truza y
agitarse como pescado esté cerca de la experiencia Butoh.

Algunos
practicantes pintan sus cuerpos de blanco para "alcanzar la absoluta desnudez".
Si vas a intentarlo en casa ten la gentileza de avisar a tus vecinos.
Seguramente se extrañarán de verte haciendo contorsiones semidesnudo en el
jardín. Y ya que explicar todo este asunto del Butoh puede ser complicado,
(¿qué dirían tus padres sobre la trasmigración en humo, en plantas y animales,
la exploración de la sombra y los bailes intrauterinos?)
, es preferible ser
discreto y hacerse el misterioso.