Accidental Billionaires es la tramposa saga que narra la creación de Facebook. Fue una novela documentada, escrita y publicada por Ben Mezrich en el 2009, que terminó por convertirse en la base argumentativa de la película La Red Social, ahora en cines.

El libro cuenta la historia con una simpleza absurda y ficciones inverosímiles: Mark Zuckerberg impulsó la idea de la red social más importante del mundo tras ser rechazado por una chica. En el camino, traicionó a su mejor amigo, a otros estudiantes y emprendedores de los altos vuelos de Harvard y, con la ayuda del mítico y legendario Sean Parker, se convirtió en el monarca de un reino virtual que alberga a 500 millones de almas. Con esa maldad, visión, voluntad, inteligencia y narrado con tamaña falsedad.

Mezrich es un autor que vende bien sus historias. En los últimos tiempos ha dedicado sus palabras a historias épicas donde algunos genios incomprendidos, ratones de biblioteca, alcanzan cifras millonarias con un golpe de suerte. Por sus posiciones privilegiadas. Por sus alcances intelectuales.

Pero el caso de Facebook y el de su libro parecen menos afortunados. Retrata a un Zuckerberg interesado en el poder y la leyenda, una suerte de venganza histórica por los reproches de una señorita, que no se tienta el corazón para robar ideas de otros para alcanzar la grandeza.

Vayamos por partes: el autor, como el guionista, poco entienden del fenómeno del Internet. El valor de una "idea", si bien importante, representa poco. Redes sociales existían antes de Facebook, con medidas de privacidad (como si éste fuera el verdadero golpe genial robado por Zuckerberg) medianamente flexibles y alcances mundiales.

Lo importante resulta ser, para desgracia de todos, desarrollar dichas ideas. Trabajar por días y noches programando (líneas binarias, por cierto, creadas en su totalidad por Zuckerberg), entendiendo los flujos migratorios de las redes, viendo el negocio más allá del negocio. Dándole un lugar a la gente.

Decía Goethe que en la literatura habían tres temas fundamentales: el amor, la muerte y la moscas. Las ideas, los planteamientos, existen ya casi todos, o no importan. El punto es la literatura, el cómo describir, cómo hacerlo interesante. Cómo hacer que una red de individuos, por alguna razón extraordinaria, funcione sin innovar en nada.

Eso es lo que pierde Accidental Billionaires, lo que no entiende. Facebook no es una idea; Facebook es su realización.

Como dice Zuckerberg citado en la película:"¿Acaso quien hace una muy buena silla le debe algo de dinero a todos los que han construido sillas?"... Touché.

Pueden comprar el libro acá.

(Y la foto, aparentemente inconexa, es la portada del libro. No vayan a creer)