El escritor peruano Mario Vargas Llosa, ganador del premio Nobel de Literatura en 2010, dijo tener una debilidad por el melodrama, inspirado por novelas como “Madame Bovary” pero también por expresiones de la cultura popular como el cine mexicano de la década de 1940 y 1950.

“Yo confieso tener una debilidad por el melodrama, yo creo que es una de las razones por las que tengo tanto cariño por ‘Madame Bovary’, es una novela turbulenta, un melodrama de época”, dijo Vargas Llosa en un conversatorio en el marco de la Feria Internacional del Libro de Bogotá (Filbo), que tiene a Perú como invitado de honor.

El escritor explicó en un diálogo con el escritor colombiano Juan Gabriel Vásquez, ganador del premio Alfaguara 2011, que en esa predisposición influyó mucho el cine mexicano de la década de 1940 y 1950, periodo que calificó como la “gran época” de esta industria, y señaló que cree que esta sensibilidad también podría ser una característica latinoamericana.

“Quizás exagerando un poco podría decir que es uno de los rasgos prototípicos de la literatura latinoamericana, incluso en escritores elegantes como Borges, ahí está una vena que nos expresa profundamente a los latinoamericanos”, opinó el autor de “Historia de Maita” (1984), “La casa verde” (1966) y “La fiesta del Chivo” (2000).

Con respecto a su método creativo, el autor peruano dijo que desde que escribió su primer novela “La ciudad y los perros”, publicada en 1963, cuando comienza un libro, lo invade la inseguridad de no ser capaz de sacar adelante la historia, por lo que al principio trabaja en un primer borrador que luego edita.

“Entro a trabajar en la historia con un pesismismo tremendo, pensando que esta historia nunca va a salir, me he equivocado y entonces lo que hago es escribir, escribir de una forma caótica”, explicó Vargas Llosa, que describe que la primera versión de sus textos es “como un magma”.

Después, el autor se dedica para pulir la historia, las líneas argumentales y los personajes, una fase que dice que es la que más disfruta, ya que siente que trabaja con la seguridad de que la historia ya está plasmada.

“Entonces empiezo realmente a pasarlo bien, a gozarlo”, describe el Nobel peruano, que cuenta que la tercera fase de su trabajo es realizar una criba de adjetivos.