Ningún escritor ha dado una visión tan aguda y profunda como Jorge Ibargüengoitia de nuestra querida Ciudad de México. Nada se le escapó: escribió sobre las tortas, los tacos de canasta, el radio, la televisión y todo lo que vivió desde que salió de Guanajuato hasta el día que murió, un 27 de noviembre de 1983, en un accidente aéreo cerca de Madrid.

La mayoría de estos textos los escribió para su columna dentro del periódico Excélsior, de 1969 a 1976. Nuestra ciudad era muy diferente en ese entonces: comenzaban los multifamiliares, los ejes viales y las grandes obras que hoy le dan forma a nuestras calles. Ibargüengoitia miraba asombrado estos cambios e hizo algunas predicciones de cómo iba a ser la capital en el futuro. Todo con su natural ironía y buen humor ¿a qué le atinó?

Sobre casas y departamentos

“El adelanto en materia de calidad puede verse yendo a la Colonia Juárez, y comparando una de las casas construidas a principios de siglo con alguno de los edificios construidos entre 1940 y 1950. Generalmente la casa se ve más nueva y el edificio se está cayendo a pedazos”.

¿Le atinó?

¡Auuu! y muchos de esos edificios se cayeron en el terremoto del 85. Ya ni nos digan. Y estos días en la Juárez están construyendo muchos nuevos edificios… a precio de oro.

Sobre el crecimiento de la ciudad

“Si el aumento de población, en números concretos, lo tienen que absorber las ciudades, la nuestra va a tener para el año 2000, treinta millones de habitantes. Es decir que llegará desde Pachuca hasta Cuernavaca. Y habrá gente, la más pobre, los albañiles, por ejemplo, que viva en Pachuca y trabaje en Cuernavaca”

¿Le atinó?

La Zona Metropolitana del Valle de México tiene en su conjunto un total de 20 millones 116 mil 842 habitantes, más los que se acumulen esta semana. Y hay quien atraviesa la ciudad para trabajar. Chale.

Sobre los multifamiliares

“Una persona que llega a su casa tiene que tener la precaución, para encontrarla, de ver el número que está en la entrada, porque todos los edificios son idénticos y, al subir las escaleras corroborar buscando las pequeñas señales distintivas y peculiares, como por ejemplo[…] la cáscara de plátano que siempre deja en el descanso el niño del 203 y la jerga sucia que siempre está en la puerta del 404.

[…] Esto es el caos y los que nazcan y crezcan allí van a salir rarísimos”.

¿Le atinó?

En épocas de Ibargüengoitia apenas se estaban llenando los multifamiliares de Tlatelolco y de la Colonia del Valle: todos terminaron siendo idénticos. Y sí, todos los que crecimos allí somos rarísimos ¡ja ja!

Sobre las casas de Villa Coapa

“De no ser por la Olimpiada, es muy probable que a nadie se le hubiera ocurrido hacer casas en Villa Coapa, o bien, hubieran sido más caras. Hay que tener en cuenta que Villa Coapa está más o menos en el sur de la ciudad y es, por consiguiente, uno de los Paraísos Artificiales del DF. Muy pocas personas se han dado cuenta que el sur de la ciudad es tan inhabitable como el resto del país”.

¿Le atinó?

Ay, si supiera que de paraíso ya no tiene nada y que la ciudad se extiende mucho más allá, sin importar lo inhabitable que resultara en los 60. Además tiene algunas zonas carísimas y otras muy descuidadas (por algo le dicen Villa Cloaca, según los lugareños).

Sobre el aumento de automóviles

“Dicen las fuentes bien informadas que para 1980 seremos 13 millones de habitantes […] y que conforme las tendencias actuales, dichos trece millones tendrán tres millones de automóviles. Para que circulen estos habrá que ampliar las calles, y aumentar el número de estacionamientos”.

¿Le atinó?

En 1980, la población de la Ciudad de México era de 8, 831, 079 habitantes. Ese año se presentó el Plan 80, que aumentó la densidad de uso de suelo hasta 10 veces la superficie del predio (¡más edificios y de más pisos!). El parque vehícular de ese año fue de 2.8 millones. Ahora ya sabes de dónde viene el caos actual (¿sabes cuál fue el parque vehicular en 2012? Treinta y cinco millones. Santo dios).

Sobre las tortas

“Se puede prever que la próxima mutación implicará un cambio de animal, probablemente hacia uno más grande —del guajolote al puerco y del puerco a la res— y una simplificación en la fabricación de la torta. Es decir que la torta del futuro es el pepito”.

¿Le atinó?

Ahí sí que no, Don Jorge: nunca imaginó que la evolución de la torta iba a terminar en las tortotas cubanas de la calle, con carne de todos los animales. O peor aún: tortas de chilaquiles ¿las habrá probado?

Sobre el Metro

“¿Sería realmente un subterráneo la solución más correcta para esta ciudad? Yo creo que no […] construirlo interrumpe el tráfico y causa muchas molestias. El pueblo soportó con gracia la construcción del Metro que tenemos, porque íbamos a tener una Olimpiada, pero si diez años después un gobierno se pone a hacer cuatro o cinco líneas en las mismas condiciones ya tendrá asegurado por seis años el mal humor colectivo de once millones de habitantes”

¿Le atinó?

¡LOL! Sin comentarios. Construir líneas del Metro es el deporte favorito de nuestros gobernantes ¡ja ja ja!

Podríamos seguir y seguir con estos datos. Estos fragmentos se sacaron de sus libros “Instrucciones para vivir en México” y “¿Olvida usted su equipaje?” ¿Ya los leíste? ¡Son infaltables en cualquier casa chilanga!

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