Sin usar una ouija para llamar al espíritu de Jorge Ibargüengoitia para entrevistarlo, pero si utilizando los textos que publicó, logramos reconstruir el perfil deun mexicanotal y como lo veía el escritor guanajuatense.

Algunas conductas, vicios, placeres y particularidades del “mexicano”, como el alma fiestera, devota, apocalíptica, nostálgica, entre otras curiosidades de la personalidad nacional fueron captadas por las letras Jorge Ibargüengoitia.

Murió el 26 de noviembre de 1983 (tiempo de México, aunque en España ya era 27), hoy a 30 años de la desaparición del novelista, lo recordamos con la descripción del “perfil de un mexicano” hecho con el lenguaje ibargüengoitiano.

Creyente

Es una persona que se entrega a su fe y la hace valer, sobre todo en Semana Santa, relataba queeran días tristes, que no se mueve ni una hoja, hasta los burros están silenciosos. Y narró lo ocurrido un Domingo de Resurrección: fui a misa y me senté en una silla que había en un presbiterio. Allí estaba yo muy devoto, cuando llegó Cleto, el sacristán, con un vaso de agua sucia en la mano, a preguntarme si me la quería beber. Era agua del lavatorio, en la que se habían lavado los pies los representantes de los Apóstoles. Le dije que no, muchas gracias y lo ofendí brutalmente. (16/abril/1974)

Turista

Cuando un mexicano viaja se transforma, ya no es el mismo, sucede una mutación, Ibargüengoitia decía: el personaje turístico se diferencia del personaje real en que se desplaza sin motivo, come mucho más, es más generoso y tiene curiosidad de ver cosas que en su pueblo natal –es decir, en la vida real- nunca se le ocurriría visitar. El turista, cuando viaja, cree que está volviéndose internacional. El que lo recibe, en cambio, con sólo verlo se vuelve nacionalista. La personalidad turística vive lo que dura el viaje y desaparece cuando el empleado del aeropuerto mete la mano entre los calcetines sucios del equipaje. (6/junio/1973) <a href="https://www.youtube.com/watch?v=TOTNNTQ7Qi4">https://www.youtube.com/watch?v=TOTNNTQ7Qi4</a>

Crítico literario

Pensaba que los escritores mexicanos tienen una cantidad de críticos exactamente igual al número de personas que saben leer y escribir, porque la gente piensa que basta con sentarse frente a una hoja de papel y contar todo lo que pasa en la vida, que hasta ellos podrían hacerlo, sin embargo, nunca tienen tiempo. Dijo: vivir en un medio de novelistas potenciales, pero no frustrados, porque nunca han intentado ejercer sus talentos, ni fracasado en el intento, hace que las personas como yo, que no hacemos más que lo que todos podrían hacer, seamos considerados una raza parasitaria, superflua y, francamente, de muy mal talento, porque nos cuesta un trabajo horrible hacer lo que todos podrían hacer en sus ratos de ocio. (6/julio/1968)

Recatado

Todo se vale, pero cada cosa tiene su lugar, lo mismo sucede con las palabras y el mexicano es muy cuidadoso, pensaba Ibargüengoitia, y explicaba: primero se inventan palabras capaces de denominarlo todo y después se decide que hay ciertas palabras que no se pueden usar en público, o en público sí, pero delante de las señoras no, o entre señoras, pero no delante de los señores, o entre adultos, pero no delante de los niños, o entre los niños, pero no delante de los adultos, o entre los pelados, pero no delante de la gente decente, o entre la gente decente, pero no delante de los pelados, etcétera. (1/febrero/1974)

Censor

Pensaba que en el fondo de cada mexicano hay un censor, una persona de buena intención que busca proteger la salud moral de los demás, y es que así como hay ideas y emociones benéficas para el alma, hay ideas y emociones que resultan una enfermedad. Escribió: cuando uno está en el cine y la película no le gusta, no actúa como lo haría cualquier persona normal en las mismas circunstancias, es decir, abandona la sala, sino que se queda allí sentado en su lugar, chiflando, pateando o gritando jeux d´esprit a voz en cuello hasta que se suspende la función, o los espectadores que estaban disfrutando la película tienen que levantarse e irse a su casa a tomar té de boldo. (19/febrero/1971)

Austero

En ocasiones hay que gastar sólo lo indispensable, y para que derrochar dinero cuando uno mismo puede hacer las cosas. En una de sus estancias en Europa contó su aventura en una pensión: cuando mi mujer quiso bañarse, descubrió que ni la regadera ni la tina tenían llave de agua caliente. Fue a pedírsela al dueño, él se las dio… y apuntó 500 libras en la cuenta. Y dijo mi mujer: Si he sabido, saco del equipaje una llave de tuercas y me baño gratis. (30/mayo/1975) <a href="https://www.youtube.com/watch?v=W3TKJOLB4os">https://www.youtube.com/watch?v=W3TKJOLB4os</a>

Disciplinado

El mexicano pocas veces se arriesga, sobre todo en el trabajo, por eso obedece para evitar problemas. Ibargüengoitia lo sabía y lo describió en una experiencia personal: una vez, en las oficinas del Banco Mundial, estaba yo traduciendo con muchos trabajos una cosa muy aburrida, y puse, entre otras cosas: “Véase la gráfica adjunta”. El corrector entró un rato después a mi oficina y dijo: -No vuelva a ponerme gráfica, póngame gráfico. –Muy bien, señor. Mientras me sigan pagando, pensé, le pongo como usted quiera.Ni le expliqué que en México el único gráfico es un periódico, ni le pregunté por qué esta mal gráfica. (19/abril/1974)

Parrandero

Si se trata de fiesta, los mexicanos son de carrera larga, no tiene llenadera, así lo narró: en una época no muy lejana la gente se acaba todos los licores que había en la fiesta y tenía uno que salir a las tres de la mañana a comprar más botellas. Era relativamente fácil encontrar cantinas abiertas a esas horas, tiendas de abarrotes en las que el dueño, insomne, velaba detrás de la cortina de acero y despachaba toda la noche para satisfacer las necesidades de una procesión de borrachos desvelados. En el peor de los casos, es decir, estar en un rumbo desconocido, iba uno al cabaret más cercano y allí compraba una botella a precios que en aquella época parecían indignantes. Al día siguiente comentaba uno: “¿puedes creer que anoche pagué $30 pesos por una botella de Bacardi? (3/abril/1973) <a href="https://www.youtube.com/watch?v=qWIRkl5aaVA">https://www.youtube.com/watch?v=qWIRkl5aaVA</a>

Nostálgico

La añoranza del pasado, de reexaminarlo y reconstruirlo es un elemento del mexicano, eso creía Ibargüengoitia y decía: el sentimiento predominante en esta época parece ser la nostalgia. El presente parece insoluble y es aburridísimo. Por eso, quizá las ganas de volver los ojos al pasado no muy lejano, en parte para reconstruir un mundo que no volverá y en parte para consolarnos con el recuerdo de otras circunstancias que parecían catastróficas y a las que sobrevivimos. (24/julio/1974)

Repetidor

Es más fácil copiar que crear, y lo señaló así: la encuesta de la revista Esquire sobre cuáles deberían ser las primeras palabras que el hombre pronunciara al llegar a la Luna, es ejemplo notable de lo que nos paso a todos, en todo el mundo, la semana pasada: las respuestas fueron repetidas y fusiladas por tres artículos cuando menos; además demostraron que el oficio de inventar frases celebres es mucho más difícil y complicado que el de decirlas de chiripa. Lo que nos pasó a todos la semana pasada fue que estuvimos adquiriendo y transmitiendo información sobre asuntos en los que nuestra ignorancia era monumental. (22/julio/1969)

Trotamundos

Un viaje es un paréntesis en la vida real, “uno deja de ser un Fulano de Tal y se convierte en un Viajero” y quienes pueden hacerlo tienen un cierto perfil, Ibargüengoitia decía: el 80 por ciento de los que viajan tienen más de 60 años o menos de 20. Los cuarenta años intermedios –que son los mejores- los dedica la gente a amasar una fortuna, a crear una familia y a adquirir úlceras o cirrosis hepática. (6/junio/1973)

Apocalípticos

La noción de que la humanidad está en peligro y que el fin llegará en un determinado número de años siempre acompaña al mexicano, él pensaba: vivimos en una época parecida a la primera del cristianismo, llena de gente convencida de que el fin del mundo está a la vuelta de la esquina. La sicosis actual, que toda persona ilustrada debe tener, consiste en tener conciencia de que o nos vamos a morir de hambre, o de asfixia (por contaminación); el caso es que esto se acaba. (11/julio/1972)

Sí somos así los mexicanos ¿no?