Xalapa, Ver. Joumana Haddad tiene el pelo muy negro. Ensortijado. Su sonrisa transmite jovialidad y ella luce atractiva, por eso el cansancio de 30 horas de viaje para llegar a Xalapa apenas si se le nota. Pero está cansada. Habla en español como podría hablar en italiano, francés, inglés o árabe. De hecho, ella escribe su poesía en árabe, sus ensayos en inglés, sus relatos eróticos en francés y sus cuentos infantiles en italiano. “No me gusta decidir el idioma. Me dejo ir”, dice Haddad, una escritora libanesa educada bajo la religión católica.

En el Hay Festival esta poetisa, periodista, cuentista, ensayista y activista habla de su más reciente libro, Supermán es árabe. En él, explora el tema de la masculinidad. “Estoy invitando a los hombres a reconciliarse con el Clark Kent que llevan dentro. Y a aceptar su debilidad”. Para ella es inaceptable eso que según se llama el papel de la mujer. No existe, dice. Tampoco el del hombre. “Hay algo que se llama el papel del ser humano”.

Necesitamos una revolución humana, sostiene, para que el significado de ser un ser humano sea idéntico para todos, porque ahora no lo es. Una cuestión de educación. Y no sólo se refiere a la educación formal, sino también aquella que acentúa las supuestas cualidades de cada sexo: la sensibilidad femenina y la fortaleza masculina. Por eso Supermán puede ser mexicano, gringo, francés, uruguayo… vaya, cualquier gentilicio cabría.

Con tranquilidad, con la sonrisa reflejada en los ojos y la boca, Haddad enfatiza que no todos los islamistas son árabes y viceversa, que el problema no es sólo el islam sino todas las religiones monoteístas. “El poder de la iglesia es masculino y la mujer es vista como la costilla. Nunca ha sido igual”. Y no, acá no hay feminismo recalcitrante.

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