Un muro zigzagueante y en teatrales semirruinas parte por la mitad a la galería kurimanzutto. Se trata del escenario que ha dispuesto la artista polaca Monika Sosnowska como dispositivo principal de su exposición “Wall”.

En torno, encima, a un costado e insertas en esa pared se hallan varias esculturas que, al igual que el propio muro, nos remitirán a dos circunstancias: por un lado, a concebir la arquitectura como la materia prima de su trabajo, y por otro, a la carga política que suele poseer toda construcción, aunque en su caso, el guiño suele ser al paisaje polaco de los años 60 y 70, entorno habitado por edificios socialistas en el que creció.

Metal y PVC retorcido, cristales estrellados y fragmentos de concreto son dispuestos por Sosnowska en marañas inútiles, ruinas que ya son más bien parásitos del espacio de exposición y que de inmediato hacen pensar en una crítica de la funcionalidad característica del modernismo, así como del supuesto progreso que llegaría con él.

Pero tal vez el momento clave de un recorrido por la exposición de Sosnowska es cuando descubrimos, en la hoja de sala, que el proceso de la artista pasa primero por la construcción de maquetas que luego traduce, con ayuda de talleres industriales, a las esculturas que vemos. Cuando observamos esa probable asta bandera retorcida y reptante o frente a esos restos de cercas y vallas protectoras, estamos también ante reflexiones sobre la escala y la percepción, auténticos escombros que tuvieron su origen en el espacio mental de la artista.

De ahí proviene una buena parte de su poder magnético: la desorientación provocada por no saber si estamos ante vallas, astas, pasamanos o puestos ambulantes reales o ficticios. Si en geopolítica el muro tiene el carácter de evocar divisiones y trazar límites, en la expo de Sosnowska habría que verlo, además, por su utilidad en arquitectura: servir de elemento de contención de un terreno, la memoria ideológica y metafórica de una artista sensible al colapso y a la incertidumbre.

kurimanzutto, Gob. Rafael Rebollar 94, San Miguel Chapultepec, mar-jue 11-18 h, vie-sáb 11-16 h, gratis, del 20 de mayo al 29 de julio