Si alguien creía que no había nada más bonito que ver elcuento de hadas-ballet de Piotr Ilich Chaikovski en El Auditorio estaba equivocado. Sí lo hay: estar entre bastidores contagiándote de la emoción de los bailarines, correr para que no choquen contigo, escuchar las indicaciones de la maestra para que los niños que se convierten en angelitos y ratones se luzcan en el escenario y sonrían. Todo el tiempo. Que no dejen de sonreír.

Pero, vayamos por partes. Este fin de semana tuvimos la oportunidad de estar en la primera presentación del ballet en el Auditorio Nacional. La idea era entrevistar a los actores, directores, bailarines, maestros y después disfrutar de la obra, en las butacas. Pero no. El arlequín nos hizo la tarde: nos llevó al escenario y ahí nos dejó, libres de grabar y fotografiar lo que quisiéramos.

Tramoyeros, ingenieros de sonido, maestros dándole indicaciones –y masajes– a los y las bailarinas de la Compañía Nacional de Danza que platicaban, ensayaban antes de salir de escena y regresaban del escenario, después de su interpretación, con la adrenalina a mil.

En ésta, su trigésimo primera edición, tuvimos la oportunidad de entrevistar aQuetzalcóatl Becerra, quien personifica al Arlequín; aSylvie Reynaud, directora de la compañía; al primer violín de la Orquesta de Bellas Artes;Miguel Garabenta, Jefe de vestuario; a un trío de alumnas de la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea, a una integrante del cuerpo de baile de la Compañía Nacional de Danza, a José Luis González y a Beatriz Correa, Coordinadora de Prácticas Escénicas.

Chequen el video y corran a comprar su entrada.

También les dejamos unas fotitos.