Nihilista, violento, antisocial, chovinista… Chuck Palahniuk ha sido calificado con numerosos y divertidos adjetivos; por algo este polémico escritor ha dejado huella en la literatura, convirtiéndose en uno de los autores de culto de las últimas décadas.

Tras recibir varias negativas de publicación de sus primeras obras por ser consideradas demasiado transgresoras y oscuras, decidió radicalizar aún más su estilo en El club de la Pelea, “si no la editan, por lo menos, no la olvidarán” dijo, y la publicaron. Meses después, 20th Century Fox produjo la película dirigida por David Fincher y el libro se reeditó varias veces. Desde entonces, Palahniuk ha escrito un libro por año; algunos de sus títulos son Invisible Monsters(1999), el best seller Rant (2004), o Pigmeo (2009), la última novela editada en México, en la que demuestra una vez más que su estilo “minimalista” sigue creando historias contundentes y propias.

Pigmeo es una sátira delirante de los dogmas revolucionarios radicales y una crítica de la sociedad arrasada por el materialismo realizada desde el punto de vista del protagonista: un puberto de color proveniente de algún país tercermundista sin especificar. En calidad de intercambio, es acogido temporalmente por una “perfecta” familia norteamericana, cuya madre es adicta a los consoladores. Pero en realidad Pigmeo no es un tierno adolescente, es el agente 67, un terrorista no humano, que junto con los otros “estudiantes de intercambio” entrenados para ser máquinas de matar, cumplen una única misión: “Operación Estrago”, la aniquilación de la raza humana.

En esta novela, sumado al estilo llano de sus diálogos, los constantes equívocos idiomáticos del protagonista extranjero otorgan a la narración un tono mecánico y telegráfico repleto de confusiones cómicas. Y como sello del autor, además de mucha sangre, tripas y desgarro de miembros, también hay un estribillo, (como los denomina el propio Palahniuk); cada uno de los capítulos es coronado por una cita de los más representativos dictadores de la historia, véase Hitler, Stalin o Mao Tse Tung, que será la lección que el terrorista infiltrado aplique a cada nueva “misión”. Estas máximas se convierten en los puntos álgidos de la crítica que hace Pigmeo de nuestro planeta: “El destino de las naciones va íntimamente ligado a su capacidad de reproducción” piensa al presenciar el Día de ONU en su preparatoria.

Una novela de tono alejado del realismo y buen ritmo que cuestiona dogmas y valores mediante un humor brutal que, si bien puede resultar un tanto manoseado desde los años 60, su falta de pudor y extremismo ­ ­­convierten en una hilarante y violenta lectura muy recomendable para amantes de la literatura “sin pelos en la lengua”.

Disponible en www.pendulo.com