Edith Ruiz Mendicuti ha tratado de prohibir “el perreo” reggaetonero y regular la difusión musical de personajes como Snoop Dog (que “odian a todo el mundo”). Así ha luchado políticamente, mientras confunde las obras más clásicas de Tennessee Williams y T.S. Eliot como firmadas por José Emilio Pacheco (Un tranvía llamado deseo, Cuatro cuartetos) y justifica el no ser una lectora de novelas por no tener un perfil “de soñadora”.

36026Resumen legislativo de Ruiz Mendicuti

Resumen legislativo de Ruiz Mendicuti (Luis Mu?oz Olvera)

Lamentable y doloroso también hacer una revisión de sus resúmenes legislativos, en donde pueden leerse “secciones” (sesiones) “canseladas” y justificaciones legislativas tan extraordinariamente escritas como la siguiente:

36027Otra joya legislativa

Otra joya legislativa (Animal Pol?tico)

“Es necesario que el Gobierno Mexicano fije criterios para clasificar la música que tenga ciertas restricciones para su adquisición”.

¡¡¿¿QUÉ DIJO??!!

Una complejidad conceptual bárbara, que nos lleva a la duda de si tratamos con el mecanismo más sofisticado de restricción gubernamental o con una estupidez: ¿se va a clasificar (quién sabe cómo, pero bueno) nada más “la música” (así de genérico) que tenga “restricciones para su adquisición”? ¿Qué son las “restricciones” para la adquisición musical? ¿El dinero? ¿Gasolina en el coche para poder ir a la tienda?

Lo bueno es que este párrafo goza de más carnita para analizar:

“La libertad de expresión esta en pleno derecho en nuestro país tanto nacional como internacional los cantantes a través de sus obras expresan sus sentimientos y a su vez son transmitidos al público, como se a estado haciendo mención son los jóvenes los mas influenciados”.

Subrayamos con negritas los errores ortográficos, pero quedamos estupefactos ante la tremenda, exquisita sintaxis de lo escrito por la legisladora. Ni el más meticuloso de los estudios derridianos podría descrifrar el contenido de una oración tan críptica, falta de estructura, sentido, sujeto, idea, centralidad….

Habría que volverla a leer querido lector, una y otra vez, para dimensionar lo que otras respetables plumas del ámbito cultural (Guillermo Fadanelli en El Universal, América Pacheco en Animal Político, Luis Muñoz Oliveira) han acusado de nuestra representante.Tratemos de reescribirla:

La libertad de expresión, en nuestro país nacional e internacional, está en pleno derecho en los cantantes, que expresan sus sentimientos y los transmiten al público, que influyen sobre todas las cosas a nuestros jóvenes. ¿No? ¡Cómo no!

¿Se acuerdan de esto?

Por lo menos la hermosísima Miss Carolina del Sur no era comisionada a presidir las labores de difusión cultural de mi ciudad.