A los albañiles les debemos nuestra bonita ciudad y en Chilango les deseamos que pasen un buen día de la Santa Cruz —¡que saquen las caguamas!—.

Sin embargo, hay que reconocer que muchas veces, estando en obra, cuando ellos hablan de trabajo nos salen con unos términos extraños, que no sabemos ni de lo que se trata.

Es por eso que le preguntamos a Israel Chávez, maestro de la construcción, qué es lo básico que debemos saber cuando nos hable un albañil. Por lo menos, pa’ que sepan que si se chispa la cosa esa que va en la cosa de allá es porque algo va mal. ¡Más mezcla!, maistro.

Aquí el vocabulario básico:

Emparrillado: Deja tus ansias locas por el fut americano. El emparrillado es el tejido que hacen con varilla para que amarre bien el colado del techo, requiere harta paciencia y habilidad para que no se te vaya a venir el techo blanco encima.

Grifa: Sabemos que pensaste en una mujer que se dio al vicio y a la perdición, pero no es más que la herramienta con la que doblan la varilla, que es un tubo muy largo con una terminación especial al final.

Lechereada: No piensen mal, que esto no es doble sentido —aunque parece ¡ja ja!—. Cuando ponen azulejos y tienes que cubrir los espacios que quedan entre ellos, tienes que mandar lecherearla; es decir, aventarle una mezcla muy aguada de lechita ¡que no es doble sentido, caray!

Maceta: Si le dan duro a la maceta, no pienses en plantitas. La maceta es el martillo con el que le dan a la cinceleada, que no es tan pesado como el marro que sirve para tirar paredes. Ni nosotros nos entendimos.

Macuarro: Nunca se te ocurra decirle macuarro a un albañil. Ese término sólo se puede decir entre ellos porque de otra manera resulta ofensivo. Sin embargo, el albañil que es tropa —es decir, el que le trabaja de lleno en la obra— le puede decir macuarro a otro sin problema. Es exclusivo del gremio.

Pollo: Hacer un pollo en la cocina no es comprar un kilo de retazo y cocinarlo, sino esa base sobre la que va el fregadero y en donde va oculta la instalación del drenaje.

Repellado: Si te ofrecen que te van a repellar aquellito, di que sí. El repellado es el aplanado fino que le dan a la pared para que no quede en obra negra. Mejor que te la repellen a que te quede tosca ¡ahmmm!

Reventón: Cuando el maestro pide un reventón, no te espantes. Es el hilo que va amarrado de varilla en varilla y que sirve de guía para que los ladrillos queden parejitos ¡Así la cosa cambia!

Tizoneada: No es llenarte de tizne la cara. La tizoneada ocurre cuando estás echando la loza y un albañil desde abajo va aplastando el cemento con un palo muy largo que lleva una plancha en la punta, para que se comprima y amacize.

Trompo:Si en tu cotización te piden un trompo, no pienses en tacos al pastor. El trompo es el aparato con el que mezclan la arena, la grava y el cemento para hacer un colado. Seguramente van incluídos los boteros, que no son más que los chalanes que suben la mezcla en su espalda.

Ahora ya sabes: si tienes que contratar un albañil, por lo menos aprende a expresarte correctamente porque o si no acabarás yendo por los chescos de bajas calorías ¿también mencionamos que es el día más alburero del año? ¡buenas las pasen!