No le bastó con haber sido el líder de los Talking Heads en los ochenta, sino que este todólogo del arte también escribe, y no lo hace mal. En Diarios de bicicleta Byrne deconstruye el mundo desde dos ruedas. O mejor, lo reconstruye: a partir de paseos por ciudades de todo el mundo, montado en una bici portátil, Byrne hace un severo análisis de nuestra forma de vivir en el siglo XXI, yendo desde temas como la deshumanización de las ciudades hasta los encuentros con personajes que sólo pueden conocerse recorriendo las calles a nivel de piso. Y aunque no se puede decir que el libro es una joya de la narrativa o del ensayo sesudo, sí es una crónica absolutamente honesta, un cuestionamiento comprometido de lo que damos por hecho. Y cumple, al menos, con tres virtudes: es adictivo; transporta a cada uno de los rincones que cuenta; y nos permite estar en los pedales de un rockstar como pocos.