Bernardo Fernández, mejor conocido como Bef, es dibujante de comics y tiene una notable trayectoria en la novela policiaca que se reafirma con Cuello Blanco.

En esta secuela de Hielo Negro,regresan Andrea Mijangos y Lizz Zubiaga entre persecuciones, narcotráfico y asesinatos. Lizzy quiere dejar de lado las drogas sintéticas y entrar de lleno al negocio del lavado de dinero. La única persona que puede detenerla es la ex policía Andrea Mijangos, con la ayuda de Járcor, su ex compañero de la policía, y de Henry Dávalos, agente de la DEA.

Chilango conversó con BEF sobre este proyecto, sus influencias y estatus de tuitstar.

Las novelas policiacas suelen ser muy complejas ¿cómo logras que Cuello Blanco sea tan amena?

La complejidad de la historia está en su estructura. Es verdad que la tradición en la novela policiaca es que sean complejas, no puedes ser condescendiente con el lector, pero tampoco lo puedes tratar mal. Convertir el texto en impenetrable es violencia innecesaria contra quien te lee.

¿A qué se debe que tus protagonistas sean mujeres?

Tuve la tragedia de estudiar con los Hermanos Maristas cuando eran escuelas de puros hombres, lo femenino para mi es un misterio. Quería hacer una exploración. El reto en la primera novela era robarme la voz de una mujer y que fuera coherente, ahora intenté matizarla.

De hecho, tus personajes femeninos son complejos y bastante profundos…

Me gustaba escuchar a Andrea. Es el personaje que evolucionó más, le pasan muchas cosas que al final la dejan más segura. Es un poco como una superheroína, pero no quería que fuera invencible. Disfruto mucho escucharla cuado se cuestiona si se ve bien de jeans o si tiene los brazos gordos.

¿A qué personaje disfrutas más?

Lizzy es con la que más me identifico. Me gustaría ser así, pero no puedo. Tiene mucho dinero y ni un gramo de conciencia, procede sin ninguna ética. La disfruto porque piensa y hace lo que nadie más puede.

Tus libros requieren de investigación previa, ¿qué tan riguroso eres?

No soy un investigador, pero soy muy riguroso. Al escribir me gusta que los datos sean ciertos o tomar la menor cantidad de licencias poéticas posibles. Si tu haces una investigación muy rigurosa te dota de una estructura sólida para contar tu historia. Es muy importante que al cruzar los datos, se vea que son reales.

¿Disfrutas de esta investigación?

Es la parte que más me gusta, me permite meterme en un montón de temas. Averiguar cómo actúa la policía, el proceder financiero de muchos lavadores de dinero. Stephen King dice que investigar para algo que escribes te da la oportunidad de hacer las preguntas más extrañas. Es una parte divertidísima.

¿Te basas en personas que conoces para construir a tus personajes?

Tomo un poco de la personalidad de una persona y la mezclo con la historia que me contó alguien más. Son como ingredientes para preparar un coctel. Sin embargo, los narcos son los únicos con los que nunca tuve contacto. Ahí es en donde entra el trabajo de la creación.

¿Cómo haces para no caer en la caricatura o en los excesos cuando los describes?

Soy muy respetuoso del tipo de personajes. A personas como ellas las conocí al investigar. No existen monstruos, son personas que están en situaciones muy extremas, pero tienen inseguridades y miedos.

Al final hay un guiño sobre tu siguiente libro…

Así es. Se trata de la evolución de Lizzy de una traficante de drogas sintéticas a una dealer de arte. Será una criminal al estilo de las de Patricia Highsmith.

¿Por qué escogiste este género?

Siempre he sido lector de novela policiaca. Me parece una gran manera de hablar de la realidad. Como son personajes tan extremos, (criminales y policías), te permiten decir cosas que no podrías en otros lados. Con la ficción puedo hablar de todas estas atrocidades como parte de un discurso narrativo.

¿Te sientes más cómodo con la novela que con el cómic?

A veces pienso en mis novelas como cómics dibujadas con palabras. Ahora estoy haciendo una novela gráfica y batallo. Lo que me toma teclear una frase, me puede tomar todo un día a la hora dibujarlo. Es más trabajo hacer novela gráfica. Pero fuera de eso, creo que son herramientas para contar historias y soy muy privilegiado por poder usar las dos.

¿Qué diferencia encuentras entre escribir para niños y adultos?

Con los primeros tienes la oportunidad de finales felices. Los personajes son jovencitos con toda la vida para arreglar las burradas que hagan durante la novela. Me cuesta el triple de esfuerzo que una policiaca en la puedes meter todas las barbaridades que se te ocurran, con los niños tienes que se más cauto.

Fuera de eso, no es que le baje a la complejidad. Escribo de la misma manera porque son lectores inteligentes.

¿A qué escritores de novela policiaca admiras?

A un montón. A Taibo, Gabriel Trujillo y Juan Hernández Luna. Internacionales tengo debilidad por Ed McBain, John Connolly, Michael Connelly y el argentino Ernesto Mallo.

¿Qué influencia hay de ellos en tu trabajo?

Todo aquello que lees y que te gusta llega a tu escritura aunque sea de maneras muy sutiles. Hay personajes que me he robado de novelas de otros y que directamente pongo en mis libros.En Cuello Blanco aparece Bobo Lafragua de Julián Herbert y Henry Dávalos hace alusión a un personaje de Trujillo. Esta lleno de guiños para los que son muy clavados como yo.

En La calavera de cristal trabajaste con Juan Villoro, ¿cómo fue la experiencia?

Villoro siendo uno de nuestros mejores escritores, es aún una mejor persona. Fue padrísimo y quedó un libro con mucho de los dos. Ha sido una de las grandes experiencias de mi carrera.

¿Los reconocimientos a tu trabajo te hacen entrar en una zona de confort o son un reto?

Cada vez es más difícil escribir. Busco no llenar un machote o un formulario, eso sería ingrato hacía el lector. Esta novela es un universo compartido con Hielo Negro y con la precuela Tiempo de Alacranes, pero mi ideal es no hacer lo mismo. Si me sintiera muy cómodo sería una señal de alarma. En la novela policial, el reto está en la manera de estructurar y contar la historia.

Tienes más de 7 mil seguidores en twitter, ¿lo utilizas como una herramienta para enriquecer tu trabajo?

Me he encontrado con cosas que me han servido. La mitad del trabajo de un novelista es tener los ojos y los oídos bien abiertos porque nunca sabes dónde puede haber una buena idea. En twitter puedes encontrar información útil o a veces inútil, pero interesante.

¿En qué estás trabajando?

Acabo de terminar una novela juvenil que va a salir a finales de año, y estaré trabajando en una novela gráfica de William Burroughs de aquí hasta finales de año. El próximo año me dedicaré al último libro que cierra la trilogía.