Con esta exposición conformada por piezas de la Colección Jumex y Fred Sandback se inaugura la Galería 3 de este museo.

Partiendo de la idea de la multidimensionalidad formulada por el físico cuántico Hugh Everett III, se desarrolla esta exposición que es a su vez dos muestras independientes conviviendo en un mismo espacio. Esto de acuerdo a la teoría de Everett, quien proponía que no sólo existía una realidad, sino que muchas y que todas ellas convivían a la par.

Piénsenlo como una canción grabada, en la que no sólo hay una banda que contiene todos los sonidos: hay un espacio para cada instrumento, para cada voz, que a fin de cuentas crean un todo sin que se estorben unas a otras. Cada banda de sonido es independiente y para éstas, las demás son invisibles; aunque nosotros que podemos escuchar todo en conjunto, somos completamente conscientes de la existencia de estos diferentes sonidos. De la misma manera, el universo cósmico se desarrolla en más de un plano.

Un lugar en dos dimensiones… es un proyecto que reúne, por un lado, obras representativas del Acervo de Eugenio López Alonso y, por el otro, una muestra individual de Fred Sandback, artista norteamericano.

Fred Sandback trabaja en la corriente minimalista que podríamos resumir fácilmente con la siguiente frase: “Menos es más” (“y más es un chingo” añadirían algunos colegas míos). Su trabajo por lo tanto se conforma de pocos elementos, aunque tienen una gran efectividad. Las siete piezas que podemos ver en esta exposición fueron elaboradas con hilos dispuestos en los espacios en los que su presencia detona.

A diferencia de éste último, encontramos que el resto de las piezas con las que convive –pertenecientes a la Colección Jumex– tienen una mayor presencia física tanto en tamaño como en dimensiones. Se tratan de esculturas, pinturas, instalaciones, collages, videos y fotos realizadas por más de 50 artistas.

Imagino que por ser la que inaugura, la muestra hace excesiva gala de grandes piezas que forman parte de la colección, así como de grandes nombres del mundo –y del mercado– del arte. Damian Hirst, Jeff Koons, Gabriel Orozco, Donald Judd, Minerva Cuevas, Jasper Johns y Abraham Cruzvillegas son sólo algunos nombres de esta larga lista de celebridades.

Hay dos piezas en particular que –aunque sea por morbo– no hay que dejar de ver. La primera, de Damien Hirst, titulada Philip (The Twelve Disciples), que es una cabeza de toro conservada en una vitrina con formaldehído, sello del artista. La segunda es alguna de las vitrinas de la serie Total Equilibrium Tank del artista Jeff Koons. Esta pieza consta de tres balones de basketball flotando a la mitad de un tanque lleno de agua destilada y una pequeña porción de sal. Para desarrollar esta pieza Koons contó con la ayuda del físico teórico ganador del Premio Nobel, Richard Feynman.

Por último, si alguna de las piezas que no están en marcos en las paredes –como la mesa de billar ovalada– les provoca participar, siéntanse libres de hacerlo, después de todo, la obra no está completa sin su participación.

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